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martes, 26 de mayo de 2015

Basarán



          No sé por qué será pero el subconsciente, antes o después, me acaba traicionando y cuando me doy cuenta acabo nuevamente en la comarca de Sobrepuerto. No hace demasiadas fechas, en febrero de este año, mi memoria fotográfica me llevó hasta Escartín. En esa ocasión abordaba una foto de este pueblo en la que al fondo, de forma discreta, asomaba otro núcleo abandonado de esta zona, Basarán.

Vista de una calle de Basarán hacia 1980. Foto: Archivo Cartagra
         En el presente post me voy a centrar precisamente en este pueblo abandonado de Sobrepuerto cuyas ruinas hace ya muchos años que luchan contra la inexorable vegetación que amenaza con engullirlas de forma irremediable. Y lo hago de la mano de una fotografía, que aun sin ser demasiado antigua, resulta en cambio bastante representativa para ilustrar cual ha sido la evolución de este pueblo en los últimos treinta años aproximadamente. En esta foto, aun sin llegarse a ver, casi se intuye Escartín sobre una loma del fondo y a la derecha de la imagen.


        La imagen nos muestra un pueblo abandonado hace tiempo y a pesar de ello las casas todavía mantienen sus cubiertas medianamente bien conservadas. Tan sólo falta la porción derecha del tejado de Casa Tapia el cual ya aparece derrumbado, caído seguramente en el interior del solar de dicha casa. Si prestamos un poco más de atención nos percataremos también que las balconadas de hierro de su fachada han desaparecido. Hurto, expolio? pues no lo sé muy bien pero es más probable que se tratara de algo de esto antes de que fueran llevados por sus dueños en el momento de su marcha. También podemos apreciar que la chimenea de Casa Sampietro presenta una fisonomía incompleta pues carece de su remate superior, incluido el habitual espantabrujas. Llama también la atención que su planta sea cuadrangular y no la habitual circular y tronco cónica.
Mi interpretación particular de este rincón de Basarán.


          Si contemplamos las aperturas de la fachada de Casa Sampietro, estas nos acaban delatando la presencia de un volumen añadido en su extremo derecho. La prueba más clara nos la ofrece la cumbrera o cernillón de su cubierta, más elevado que el resto de tejado que queda a la izquierda de la casa. Si prestamos algo más de atención, la distribución de las piedras en su fachada también nos revelan que estamos ante un volumen nuevo pues así lo delata la línea vertical interrumpida que conforman algunas piedras esquineras. La vegetación herbácea que crece en las calles, aparentemente chordigas, muestran igualmente ausencia de personas y animales por las mismas. Esta vegetación también apunta al estado ruinoso del tejado de Casa Franco donde ya ha comenzado a crecer sobre el buro que antaño sirvió de asiento a las leras y losas de su tejado.


         Saltamos en el tiempo para centrarnos en la foto actual, y como en otros casos, nos quedamos casi sin aliento. Basarán en la actualidad es una ruina en el más amplio sentido de la palabra y esta instantánea da buena muestra de ello. En la imagen actual queda bien a las claras el referido avance de la vegetación. El pequeño arbusto a la izquierda de la puerta de entrada a Casa Sampietro se ha convertido en un magnífico ejemplar de sabuquero (Sambucus nigra) que obstaculiza buena parte de la misma así como la ventana del primer piso. Otros arbustos como las gabarderas (Rosa ssp) han conseguido medrar igualmente entre tanta ruina y tanto abandono.
Aspecto del mismo rincón de Basarán en la actualidad. Foto: Archivo Cartagra

        Y desde las alturas, las cotas de Punta Manchoya o la Punta Cotonal, calladas e impasibles, han sido y seguirán siendo, mudos testigos del paso de los años. Discurrir de un tiempo que a buen seguro conseguirá, más pronto que tarde, ocultar bajo un espeso manto vegetal, todas las ruinas de lo que antaño fue un importante núcleo de Sobrepuerto. En la actualidad todavía viven personas naturales de este pueblo que pueden aportar en primera persona el testimonio de cómo era este pueblo cuando todavía estaba habitado. En el momento que desaparezca la última de ellas, ya sólo nos quedará recurrir a las escasas fotografías que se conservan de este pueblo. Llegado ese día sólo recordaremos que a sus habitantes los llamaban picholos o que en sus mejores momentos llegó a contar con hasta 18 fuegos. En las páginas de Sobrepuerto: Naturaleza en Silencio encontraremos también información muy interesante que seguro nos ayudará a recordar con algo más de detalle lo que en su día llegó a ser este pueblo.