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miércoles, 30 de octubre de 2013

El Barranco de Orós

            Este cauce quedó incluido dentro de la Sección 2ª del Río Gállego según la división realizada en su día por la 6ª División Hidrológico Forestal. La fecha del proyecto de corrección y restauración de este cauce es de 1962 y fue redactado por el ingeniero de montes José María Ruíz Tapiador. Para esta fecha ya estaban muy adelantados los trabajos iniciados en el Barranco Sía y Barranco Oliván, incluidos también en esta misma Sección 2ª. La necesidad de actuar sobre los barrancos abordados hasta la fecha en este blog, no era sólo reducir al máximo unos procesos erosivos que ponían en peligro construcciones en algunos pueblos o campos de cultivo. Aquellos caudales sólidos perjudicaban seriamente a su vez las obras hidroeléctricas que había aguas abajo como era el caso del Pantano de La Peña. 
Vista parcial del plano principal donde se observa la ubicación de distintos diques, algunos de los cuales no se llegaron a construir. Foto: Archivo Cartagra
           Para principios de la década de los 60 fue cuando más de actualidad estuvo el proyecto de construcción de un nuevo embalse en la cuenca del Río Gállego. Según un proyecto que no he podido localizar, este se quería construir a la altura del pueblo de Senegüé y del cual tomaba el nombre. Al referirse el proyecto que ahora nos ocupa a las obras hidráulicas lo hacía en los siguientes términos: "Por el caudal sólido que el torrente aporta al Río Gállego, gasto sólido que perjudica notablemente obras hidráulicas de la importancia del Pantano de La Peña y que hace irrealizable, en tanto no se proceda a la repoblación y corrección de estas cuencas, la construcción del Pantano de Senegüé, situado inmediatamente aguas abajo de ellas". Otra motivación expuesta en este proyecto se centró en la posible afección que una gran crecida podría suponer para la integridad del mismísimo núcelo de Orós Bajo (1). Hasta ese momento no existía un riesgo inminente ni nadie había dado la voz de alarma pero tampoco se descartaba que debido al caudal sólido o arrastres de este cauce, esa situación pudiera llegar a presentarse en algún momento. Esa erosión sin embargo sí que preocupaba desde hacía años a los vecinos de Barbenuta. El barranco que discurría próximo a este pueblo, afluente del Bco. Orós, erosionaba directamente sobra la ladera donde se asentaba el pueblo de Barbenuta. Aquella situación había obligado a los vecinos de este pueblo a tomar medidas para estabilizar los fuertes taludes que caían hasta dicho cauce. Así fue como debieron construir pequeños muros y paredes con el objeto de abancalar y estabilizar dichos taludes.

           El proyecto abarcó la totalidad de la cuenca del Barranco Orós, también conocido como Barranco Lucas. Es decir, desde su desembocadura en el Río Gállego hasta su nacimiento en las faldas de Punta Erata. La superficie de su cuenca fue estimada en nada menos que 1.348 Ha repartidas entre el término municipal de Barbenuta, 1.228,25 Ha y el de Oliván con 120 Ha. Presenta una longitud total de 7,3 km, un desnivel de 890 m y una pendiente media del 12%. Había varias partes de su cuenca receptora que preocuparon especialmente al ingeniero redactor del proyecto. La primera era la zona más angosta de su trazado donde "...toda el agua de la cuenca se encajona en él, esta adquiere un poder de arrastre grande, transportando la mayor parte de los desprendimientos del flysh". Otro punto eran los tres afluentes más importantes que atravesaban en solano donde se asentaban los núcleos de Barbenuta y Espierre. 
Vista del pueblo de Orós Bajo en primer plano y el estrecho del barranco más atrás. Al fondo el puerto y la 
cima de Punta Erata, inicio de la cuenca receptora del Barranco Orós. Foto: Archivo Cartagra
          Los trabajos que se plantearon en este proyecto pueden dividirse prácticamente en sólo dos clases. Por un lado la construcción de diques transversales para detener los arrastres que se producían, y por otro, trabajos de abancalamiento en laderas y cabeceras erosionadas para facilitar las repoblaciones posteriores. La segunda clase de obras consistiría en la construcción de muros de mampostería en seco fundamentada "...en la existencia de gran cantidad de arrastres, casi paralelepipédicos, que hay en el cauce". Es decir, la gran abundancia de piedras cuyas cuatro caras eran lisas y por tanto excelentes para la construcción de pared. Hay que decir que esto no era nada nuevo para los nativos de estos pueblos pues sabedores de las características de esta piedra y de la abundancia de la misma, todas las paredes de las casas de los pueblos comprendidos en esta franja prepirenaica, están construidas a base de material procedente de esta formación geológica conocida como flysh.

           En los diques transversales se emplearía este mismo material aunque combinado con cemento portland para dar a los mismos la resistencia necesaria para soportar las acometidas de las crecidas y sus arrastres. Sólo visualizando el plano de la cuenca de este cauce y viendo la ubicación sobre el mismo de los diques proyectados, es la única manera de llegar a entender la envergadura de los trabajos aquí previstos inicialmente. Sobre el cauce principal se cuentan hasta 25 diques diferentes, estando ubicado el más alto cerca de la cota de 1.500 m, es decir, casi en la misma tasca del puerto de Erata. Pero además este proyecto contempló otras actuaciones en los tres afluentes que discurren por el solano de este valle de Barbenuta (2). El proyecto no da los nombre originales de dichos cauces y se limita a numerarlos. En el afluente nº 1 contempló la construcción de dos diques; en el nº 2 un dique y en el nº 3 otro más. En total, las previsiones iniciales eran las de construir 29 diques de diferentes dimensiones en total. Estas oscilaban entre los 3 m de altura y los 11 m. Entre todos ellos sumaban 21.785 m³ de mampostería hidráulica. A esa cifra había que añadir 1.456 m³ más correspondiente a los muros de mampostería en seco antes referidos. Como complemento a estos se contempló también la construcción de enfaginadas a base de la especie más abundante en la zona como era la salcera (Salix alba) Todo este impresionante conjunto de obras a realizar suponía un coste previsto de nada menos que 8.687.977 Pts. Pero para poder acceder hasta la base de muchos de aquellos diques era necesario acondicionar diferentes accesos. Por este motivo se contempló la apertura de hasta 6 km de sendas y otros 10 km de pistas forestales. Estas pistas auxiliares suponían un coste de 310.000 Pts adicionales.   
Lugar donde habría de ubicarse el dique nº 1 del Barranco Orós, hacia 1961, antes de iniciarse
las obras. Foto: Archivo Cartagra
Vista del dique nº 1 del Barranco Orós poco después de su construcción en 1963 y antes de restaurar los desperfectos sufridos por las crecidads en 1965. Foto: Archivo Cartagra


Aspecto del dique tras su reconstrucción en 1971. Foto: Fototeca DGB-INIA (2)
           Aún queda por hablar del último gran grupo de obras contempladas. Me estoy refiriendo a los trabajos de repoblación, complementarios a los anteriores e imprescindibles en cualquier empresa de corrección hidrológico forestal. Se estimó que la superficie sobre la que era necesario repoblar tenía 459,54 Ha mientras que la especie escogida fue el pino (Pinus sylvestris). La gran pendiente y pedregosidad del terreno desechó desde un inicio el empleo de maquinaria. Debido a la elevada pluviometría de este valle se descartó también la apertura de fajas siguiendo las curvas de nivel. Este era el método recomendado para zonas con escasa pluviometría pues las fajas eran la mejor manera de retener la escasa agua procedente de la lluvia. Aquí se estimó más oportuno abrir hoyos manualmente en una densidad 2.000 hoyos por hectárea. Las dimensiones de los mismos habrían de ser de 40 cm de lado y otros 40 cm de profundidad: "La tierra extraída del hoyo deberá colocarse en la parte de la ladera situada por debajo de la boca, con el fin de que  las lluvias o vientos no puedan aterrarlo prematuramente" decía el proyecto. 

            En su páginas también recomendaba que los hoyos se abrieran con antelación suficiente a la plantación propiamente dicha: "El efecto que se consigue con esta labor es, en primer lugar meteorizar, oxidando o hidratando principalmente, muchas sustancias, tanto orgánicas como minerales, que se encuentran en los horizontes extraídos, logrado su transformación más sencilla. Por otra parte al desmenuzar el suelo se aumenta su permeabilidad, se favorece la aireación aumentando la porosidad, y en una palabra se modifica la textura, transformando el suelo en otro siempre más suelto." Recomendaba el ingeniero redactor que las hoyas fueran abiertas por cuadrillas de obreros contratados que no superaran la veintena de hombres cada una "...colocándolos según líneas de máxima pendiente en la ladera a ahoyar obligándoles a marchar en su trabajo aproximadamente por curvas de nivel y en disposición de tresbolillo y a una densidad de 2.000 hoyos por hectárea". En cada hoyo se colocarían dos plantas de dos savias, repicadas y a raíz desnuda. Este plan de repoblación forestal fijó un plazo de ejecución de cinco años, repoblando cada año unas 92 Ha, además de la reposición de las bajas del año anterior que se detectaran. La fórmula propuesta por el ingeniero redactor del proyecto fue mediante la firma de consorcios entre los vecinos de Barbenuta y Espierre y el propio Ayuntamiento de Barbenuta.
Aspecto del dique de cierre o nº 1 en la actualidad. Foto: Archivo Cartagra
            Pero este proyectó aún contempló una nueva modalidad de repoblación. Esta consistió en la siembra de pastizal en las tascas de Erata mediante semillas de avena (Avena sativa) y esparceta (Onobrychis sativa). Esta habría de aplicarse obligatoriamente en aquellas zonas de tasca que presentaran calvas, bien por efecto de la erosión o bien por acción del propio ganado vacuno que pasta la zona durante el periodo estival. Con un carácter más de regeneración de pastizales, también se contempló la siembra con estas mismas especies de otras 42,16 Ha. Para la ejecución de este plan se fijó un plazo de dos años de tiempo, a razón de 21 ha anuales.
            El montante total previsto para los diferentes trabajos de repoblación forestal ascendía a 2.331.888.87 Pts. Si sumamos las 310.000 Pts de los trabajos auxiliares; 8.687.977 Pts de las obras de hidrología y 937.537 Pts de otras partidas, obtenemos una cifra total de nada menos que 12.267.402 Pts de las de 1962, fecha de este proyecto. (1)
 Aspecto del vaso de recepción del dique nº 1 del Bco. Orós hacia 1965, colmatado de agua poco después de concluida su construcción. Foto: Archivo Cartagra
            El transcurrir de los años se ha encargado de demostrar qué pasó con todo cuanto hasta ahora se ha descrito. No debe sorprendernos el hecho de que parte de lo contemplado en dicho proyecto no llegara a ser realidad. Fueron varias las circunstancias conocidas las que impidieron aplicar en un porcentaje mayor aquellas previsiones. Por un lado y como ya quedó dicho líneas arriba, estamos ante un proyecto muy ambicioso que implicaba una fuerte inversión económica. Se conoce que el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) realizaba durante los años 60 infinidad de proyectos de diversa índole a lo largo y ancho de la provincia de Huesca. Así pues, con toda seguridad puede afirmarse que la falta de presupuesto fue la principal responsable de que aquél proyecto quedara a mitad ejecutar.
            En cuanto a las obras de hidrología previstas hay que señalar que de los 29 diques sólo se construyeron los señalados en el proyecto que nos ocupa con los números 1, 2, 3, 6, 8 y 16. El nº 1 se ubica cerca del pueblo de Orós Bajo. El nº 2 por encima del estrecho y su cascada mientras el resto se reparten cauce arriba espaciados entre si de forma irregular. Respecto a las repoblaciones contempladas hay que decir que ninguna de las previstas se llevaron a la práctica. Ni la de pinos ni la de regeneración de pastos. El problema en este caso no debió ser económico sino más bien de acceso a la propiedad del terreno sobre el que repoblar. Es decir, ni se compró superficie de terreno sobre la que repoblar ni se firmó ningún consorcio entre el PFE y Ayuntamiento de Barbenuta o los vecinos propietarios.

Ubicación de cinco de los seis diques construídos según la numeración del proyecto original. Archivo Cartagra
        Al respecto de esta cuestión sí que puedo aportar alguna información complementaria. Parece ser que en septiembre de 1962 varios vecinos de Barbenuta y Espierre se presentaron en el despacho de un ingeniero de montes del PFE en Zaragoza. Su objetivo fue comunicar a dicho ingeniero su intención de vender sus tierras y sondear cual podía ser el precio de venta. Aquél ingeniero se llamaba Alfonso Villuendas y al poco de dicha reunión mandó una instrucción al inspector de trabajos en esa zona, Francisco Trémin, quien vivía en Jaca. La información que este les transmitió fue que presentaran cuanto antes y por escrito su oferta de venta para que la misma estuviera en poder del PFE antes de finales de 1962. Se ha localizado una carpeta con el nombre del pueblo de Barbenuta aunque en su interior no aparece ninguna oferta por escrito de tal ofrecimiento. En su lugar aparece una relación con el nombre de las casas abiertas que había entonces en Barbenuta, nueve en total: Gaitero, Asora, Cristino, Balbarós, Pascual, Franco, Ignacio, Gavino y Chuanorús. Los de Casa Navarro ya habían marchado a vivir a El Temple y los de Casa Ferrero a Monzón. Por lo que se refiere a Espierre, allí seguían abiertas once casas: Lacasa, Otal, Chaime, Abarca, Pardo, Soro, Patricio, Ferreira, Eustaquia, Ramón y Azón (3).  

            Es muy probable que la urgencia en disponer de aquél ofrecimiento antes de finales de 1962 estuviera fundamentado en algún rumor interno dentro del PFE que indicaría la llegada de posibles recortes para el año próximo. Finalmente, durante 1963 se confirmaron aquellos rumores y el presupuesto dedicado para la adquisición de nuevas tierras se vio reducido y solamente a los casos de verdadero interés. Así pues, el intento de los vecinos de estos dos pueblos quedó relegado a la espera de mejores tiempos. Aquél recorte en la partida de adquisiciones del PFE debió durar entre uno y dos años pasado el cual este organismo continuó comprando montes en esta zona del Alto Gállego. Es muy posible que si finalmente no se llegó a retomar la adquisición de terrenos dentro del término de Barbenuta, fuera debido a un cambio de parecer entre la mayoría de los vecinos de aquellos dos pueblos.
         Detalle parcial del Parte Fin de Obra firmado por el Guarda Forestal encargado de lmisma. 
Foto: Archivo Cartagra 
             Pero buceando entre papeles pude encontrar un documento nuevo sobre este barranco. Hace referencia a la reconstrucción que hubo que acometer en 1966 del dique de cierre, es decir, el más próximo al pueblo de Orós Bajo. Hacia 1965 tres fuertes tormentas sucesivas bastaron para que el vaso de recepción de este dique quedara colmatado. Es decir, su parte posterior quedó rellenada de áridos hasta su límite superior. Esto fue debido también en gran medida al corrimiento de parte de los estratos de la ladera derecha. Aquél movimiento provocó a su vez que fallara parcialmente el apoyo del dique en su flanco derecho. El mismo produjo grietas en su muro de mampostería inicialmente pequeñas. La acción del agua tras nuevas tormentas permitió que aquellas grietas se convirtieran en un boquete de más de un metro cuadrado. Por este motivo en 1967 fue necesario intervenir de urgencia para evitar la ruina total de este dique. Las obras, además de cerrar ese boquete permitieron reforzar su contradique de forma que la aleta derecha del mismo ejerciera como muro de contención de los estratos de esa misma ladera. Aquellas obras presupuestadas en 700.000 Pts finalmente costaron, según el parte de fin de obra, sólo 590.000 Pts. Aquél parte y aquellas obras fueron supervisadas también por el guarda forestal Santos Cav

Descendiendo la gran cascada del Barranco Orós. 
Foto: Archivo Cartagra
            Para concluir cabe señalar que en la actualidad este barranco, aun a pesar de no contar sobre su cauce con todos los diques previstos, presenta un estado aceptable pues no ha sufrido crecidas que puedan calificarse más allá de ordinarias. Los seis diques que se llegaron a construir en su momento cumplen a la perfección con su cometido y presentan distintos niveles de colmatación. Qué poco se podía imaginar el ingeniero redactor del proyecto, José María Ruiz Tapiador, que los muros y pozas del dique y contradique nº 1 próximo a Orós Bajo iban a convertirse, muchos años más tarde,  en un lugar muy solicitado durante el verano por bañistas y visitantes tomando el sol. Tampoco imaginaría seguramente que la parte final de su cauce fuera recorrida a lo largo del año por numerosas personas ávidas por descender las dos cascadas de cerca de 30 metros del impresionante estrecho, practicando el barranquismo.  



Bibliografía y fuentes:

(1): Proyecto de corrección hidrológico-forestal del Barranco de Orós; Archivo Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca.
(2): Fototeca Dirección General de Biodiversidad; Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, Madrid.
(3):Fondo Documental del Monte; Ministerio Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Madrid.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El Río Aurín

        Por lo que al Río Aurín se refiere hay que decir que a pesar de contar con un solo dique a lo largo de todo su cauce, el fuerte carácter torrencial del mismo hubiera aconsejado, al menos ese es mi parecer, la construcción de alguno más. El tramo de río por encima del pueblo de Acumuer, a la altura del paraje de Rudardís que es donde estrecha su cauce, hubiera sido el lugar ideal para la ubicación de un dique de cierre sobre el mismo. Bien fuera por razones presupuestarias o bien por otra que desconocemos, la primera y única intervención hidrológica se efectuó varios kilómetros más abajo del punto citado.

Aspecto del Río Aurín por debajo de los huertos 
de Rudardís. Foto: Archivo Cartagra





  Ya que hablo de esta zona, si visitamos el paraje de los Huertos de Rudardís, merece la pena observar con detenimiento el grosor de los muros que delimitan las diferentes fincas particulares que allí hay. A estas paredes la gente mayor de Acumuer las denomina margüeños y en su construcción, hasta alcanzar el aspecto actual, se debieron invertir numerosas jornadas de trabajo básicamente manual. Todas estas paredes se construyeron con los depósitos dejados sobre el lecho de los huertos por sucesivas riadas del Río Aurín. Hay que pensar que hace un par de siglos el cauce del Río Aurín discurriría a una cota mucho más elevada de la que lo hace en la actualidad. Sería en esas condiciones cuando al desbordarse el río, este dejaba toda una colada de áridos sobre el lecho de los huertos que era necesario quitar si querían seguir cultivándolos. Para transportar todo aquél volumen lo menos posible se dedicaron a construir una línea de pared a cara vista con las piedras más aparentes para tal fin siguiendo una línea paralela a la del límite de la finca. El propietario del huerto colindante debió hacer lo mismo en su finca de tal manera que entre una pared y otra quedaba un espacio de dimensiones indeterminadas el cual era rellenado con los materiales depositados no usados. Así, tras sucesivos recrecimientos paralelos por ambos lados, los muros se fueron haciendo cada vez más gruesos. La altura es más o menos uniforme en todos ellos pues levantar los muros demasiado hubiera resultado poco práctico a la hora de echar el material de relleno. En la actualidad, fruto de la capacidad erosiva de este cauce, el Río Aurín discurre a una cota por debajo de la de los huertos por lo que su inundación ahora mismo resultaría muy difícil.
Margüeños en los Huertos de Rudardís de Acumuer. Foto: Archivo Cartagra
Pero después de describir aquellas obras de hidrología doméstica forzadas por las circunstancias, volvamos al dique construido aguas abajo. El lugar escogido por el ingeniero de montes que redactó el proyecto, Carlos Revuelta, fue a la altura del pueblo de Isín y justo por debajo de la desembocadura de uno de sus afluentes con más capacidad erosiva, el Barranco de Asún. Aquél proyecto fue redactado en abril de 1966 y de la consulta de su memoria obtenemos algún dato que nos ayudará a aclarar el porqué de aquella actuación (2). Nos dice que esta actuación hidrológica quedaba enmarcada dentro de otra más amplia de carácter forestal. Aquella comenzó por cuenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro quien hacia 1930 había comprado por el procedimiento de expropiación 888 Ha entre los montes de Asqués y Bolás. El penoso estado forestal de las laderas de ese valle obligó a la CHE a realizar un importante esfuerzo repoblador en diferentes puntos. Esa debía ser la principal causa de que para esas fechas el Barranco de Isín realizara importantes aportes de áridos a su tributario principal, el Río Aurín. Tras un buen número de tiempo aquellas repoblaciones arraigaron y desarrollaron de forma óptima y bastantes años más tarde quedó corregido en gran medida el comportamiento torrencial del Barranco Isín. 
Vista parcial del monte de Bolás en la actualidad. Foto: Archivo Cartagra
El testigo de aquella labor ya iniciada fue retomado por el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) años más tarde cuando en 1957 adquirió las 485 Ha del monte de Asún. Este mismo organismo adquirió en 1959 otras 542,8 Ha correspondientes al monte de Isín. A partir de 1960 estos montes fueron repoblados tanto con pino silvestre como con pino laricio en todas aquellas zonas desprovistas de vegetación y principalmente en la totalidad de sus campos de cultivo abandonados. Los trabajos de repoblación de Isín concluyeron en 1963 mientras que los de Asún no lo hicieron hasta 1967.

Repoblación de pino silvestre realizada por
la Confederación Hidrográfica del Ebro en
el monte de Bolás. Foto: Archivo Cartagra

Fue precisamente como colofón a aquella intervención forestal cuando el PFE se planteó la construcción del dique que ahora nos ocupa. El proyecto del mismo argumentó la capacidad erosiva del río por esas fechas describiendo varias situaciones. Por un lado, cuando bajaba crecido este río eran constantes los cortes sobre la regular pista forestal que unía los pueblos de Larrés y Acumuer. Por otro, a la altura del conocido como Puente Aurín de la carretera nacional, el Servicio de Obras Públicas tenía unas pequeñas instalaciones en este río para obtener garbancillo. El hueco que una gran pala excavadora hacía sobre el cauce del Aurín para extraer las piedras a machacar quedaba totalmente rellenado después de cada avenida. Este proyecto también se hizo eco de los problemas que aquellos arrastres producían: “Estos arrastres perjudican notablemente a las industrias instaladas pocos kilómetros más abajo, en Sabiñánigo y causan grandes problemas a los saltos de agua que jalonan el Río Gállego, el primero de los cuales está situado a 3 kilómetros de la desembocadura del Aurín” (1).

Pero este dique no resultó ser un dique al uso de los que habitualmente se construían aquellos años. El diseño inicial de este dique contempló una anchura suficiente “…para que sobre él pueda construirse una pasarela-puente que cruce la pista que va de Larrés al monte de Asún y continua a Acumuer, resolviendo así el problema de la comunicación del pueblo de Acumuer, al salvar una de las zonas peores del trayecto”. A última hora se debió introducir alguna modificación en el mismo pues finalmente no se habilitó sobre su coronación paso para vehículos. Mientras, los vecinos de Acumuer debieron seguir cruzándolo directamente sobre su cauce durante muchos años más. El ingeniero de montes Carlos Revuelta calculó que por encima del punto donde se ubicó este dique, el Río Aurín presentaba una cuenca de 5.250 Ha. Otro cálculo suyo fue que la capacidad de retención de este dique habría de ser de unos 60.000 m³ anuales. Respecto al dique propiamente dicho, su construcción implicaba sobre proyecto unos 1.352 m³ de mampostería hidráulica entre los cimientos y el cuerpo del dique; un total de 779.954,13 Pts destinadas a jornales y 248.907,35 Pts más a emplear entre materiales y portes. El resto de gastos por conceptos como imprevistos, seguro de accidentes, mutualidad agraria, etc, hicieron que el presupuesto total previsto para esta obra ascendiera a 1.136.701,77 Pts (1).
Aspecto del dique sobre el Río Aurín en 1967 tras concluir su construcción. Obsérvese la gran cantidad de
agua retenida por su vaso de recepción. Foto: Archivo Cartagra
Vista del mismo dique en la actualidad cuyo vaso de recepción está totalmente colmatado y cubierto por vegetación ribereña. Foto: Archivo Cartagra
Pero al igual que resulta ser habitual en la actualidad, los costes previstos inicialmente para este dique también se vieron superados una vez concluida su ejecución. Así se desprende de la consulta del Parte Fin de Obra remitido por el guarda forestal encargado de este trabajo, Santos Cavero, quien entonces residía en la casa forestal de Biescas. Según ese documento los jornales supusieron 541.596 Pts, los materiales 134.750 Pts y los portes y la maquinaria, otras 661.325 Pts. En total el dique costó 1.337.671 Pts. Pero este documento también nos aporta otra serie de cifras cuando menos curiosas: Se gastaron 2.230 sacos de cemento; 528 m³ de arena; 1.018 m³ de piedra; se emplearon 5.131 horas por parte de los albañiles; 805 horas por los peones de primera o 14.370 horas entre todos los peones de segunda. Una obra de envergadura como fue este dique se consiguió construir en menos de un año de trabajo. El Servicio Nacional Hidrológico Forestal, con sede en Madrid, aprobó el proyecto de construcción un 30 de junio de 1966. El Parte de Fin de Obra remitido al ingeniero por el guarda forestal Santos Cavero fue firmado por el mismo un 10 de junio de 1967.
Detalle del Parte de Fin de Obra correspondiente al dique construído en el Río Aurín. Foto: Archivo Cartagra
Actualmente, este hombre que dedicó toda su trayectoria laboral a una profesión que amó profundamente, reside plácidamente en la ciudad de Huesca. Hace unos años tuve la oportunidad de hablar largo y tendido con él sobre esta y otras obras forestales en las que participó. Al poco rato de estar con él ya pude apreciar que detrás de su hablar sosegado se escondía un profesional muy capaz y metódico con todas las tareas que le fueron encomendadas a lo largo de su etapa en activo. Qué mejor ocasión esta para usar una expresión que viene totalmente al caso: Santos Cavero fue un profesional como la copa de un pino. Sirvan estas líneas improvisadas como un homenaje y reconocimiento a su trayectoria y a su persona. Quien quiera conocerlo y escucharlo tendrá la suerte de poder hacerlo en el siguiente extracto de un video donde nos cuenta detalles de su participación tanto en esta como en otras obras de hidrología (2):

Aspecto del boquete sobre el estribo derecho del dique.
Foto: Archivo Cartagra
Se ha conseguido averiguar cual fue el motivo de que el coste inicial de este proyecto, 1.136.701,77 Pts, acabara viéndose superado con creces. El coste final de esta obra ascendió finalmente a 1.337.671 Pts y en esa cifra quedaron incluídos los gastos derivados de unos desperfectos producidos. Debido al fallo del terreno sobre el que ase apoyó el estribo derecho del dique, se produjo un gran boquete que fue necesario cerrar antes de que la acción del agua produjera mayores daños sobre el dique. Aquellos trabajos supusieron un gasto adicional que permitió tal desfase. (1)


    

     Bibliografía y fuentes:

      (1)  Archivo Servicio Provincial Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca.
      (2)  Piedras y Penas en tiempos del Patrimonio; Carlos Tarazona Grasa; Oliván, 2007.

lunes, 7 de octubre de 2013

El Barranco Sía


          Tras abordar todos los cauces de la orilla derecha orográfica del Río Gállego comenzaré con este post a hablar de los que se encuentran en la orilla izquierda del mismo. Hay que recordar que en un post de mediados de septiembre pasado ya hablé de otro cauce ubicado también en su orilla izquierda. Se trató del Barranco Arratiecho al cual di prioridad por tratarse de unos trabajos pioneros en nuestra provincia. 
Arrastres acumulados por uno de los afluentes
del Bco. Sía. Foto: Archivo Cartagra

            Para hablar ahora de los trabajos efectuados en el cauce del Barranco Sía, y como no puede ser de otra forma, tomaré como referencia el preceptivo proyecto. Este fue redactado por el ingeniero de montes José María Ayerbe y Vallés y está fechado en Zaragoza un 20 de mayo de 1953 (1). Un año antes, en 1952, este mismo ingeniero fue quien redactó el proyecto de corrección de otro importante cauce, el Barranco Larbesa, afluente del que ahora nos ocupa. En palabras de aquél ingeniero, la actuación sobre el Barranco Larbesa de nada serviría si después no se actuaba sobre el resto de cuenca. Así pues, aquí encontramos la primera justificación sobre la necesidad de la corrección en la cuenca del Barranco Sía.
            Su cuenca abarca una superficie de 458,75 Ha, presenta una pendiente media de sus laderas que oscila entre un 12% y nada menos que un 55%. Cuenta como afluentes principales por su orilla izquierda el Barranco O Lomo, Barranco Labayo I, Barranco Labayo II y Barranco Furcos. Para estas fechas el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) ya había realizado un importante esfuerzo en la ribera del Río Gállego. Se había acometido la corrección de la cuenca del Arratiecho y Arás; se habían iniciado los trabajos en el Barranco Oliván y en breve se tenía previsto acometer trabajos en el Barranco de Orós. Con todas estas obras realizadas, las que estaban en marcha más las que habrían de iniciarse en breve, se pretendía disminuir al máximo el arrastre de materiales sólidos. Materiales que había que evitar por todos los medios que llegaran ya no sólo al Embalse de La Peña, sino también al que estaba previsto construir muy cerca del Sía, el Embalse de Senegüé. Con estos argumentos ha quedado descrita la segunda justificación para la ejecución de la corrección de este cauce.
Vista del Barranco Labayo II y su cauce excavado sobre materiales sueltos, hacia 1953. A media ladera la carretera que asciende al Puerto de Cotefablo. Foto: Archivo Cartagra
            Pero todavía señala este proyecto un tercer y último argumento. Los arrastres que producía tanto el Barranco Sía como sus afluentes provocaban con relativa frecuencia cortes en la carretera que comunicaba Jaca con El Grado "...importante vía de comunicación del Alto Aragón, que une las cuencas de los ríos Gállego y Cinca, por la que existe un intenso tráfico, principalmente transporte de maderas y que a menudo se ve interrumpido por los daños que originan estos torrentes". Se estaba refiriendo a la que actualmente es la carretera del Puerto de Cotefablo que cruza al Valle del Ara (N-260a). Pero a pesar de todas estas intenciones, en la mente del ingeniero redactor aún había otra nueva. Ayerbe estaba convencido que una vez concluidas las obras sería muy posible "...se rescataran para el cultivo agrícola parte de los terrenos que hoy forman su cono de deyección, lo que en esta zona del Pirineo es de suma importancia debido a la escasez de terreno apto para el cultivo agrícola". (1)
Fase inicial de los trabajos en el dique "Corea" del Bco. Sía.
Foto: Archivo Cartagra
        La envergadura de los trabajos que planteaba este proyecto queda bien de manifiesto cuando uno comienza a desplegar el mapa general que aborda todas la cuenca y comienza a contar los diques previstos, tanto de primer como de segundo orden. Las cifras son sencillamente abrumadoras: Barranco de Sía: 24 diques; Barranco del Humo: 20 diques; Barranco Labayo I: 35 diques; Barranco Labayo II: 21 diques; Barranco Furcos: 20 diques. En total este proyecto contemplaba la construcción de nada menos que 100 diques. Con tal cifra, este proyecto superó con creces cualquiera de los proyectos abordados en otros cauces de esta u otras comarcas. Aun sin saberlo, es bien seguro que de los que quedan por abordar en este blog, ninguno de ellos superará dicha cantidad. 

            Pero todavía sorprenden más las cubicaciones previstas para el total de diques a construir dentro de cada barranco. Como no puede ser de otra manera, estas son proporcionales a lo señalado hasta ahora: Sía: 8.030,53 m³; Furcos: 3.697,64 m; Labayo I: 4.810,96 m³; Labayo II: 2.295,48 m³; del Humo:2.410,51 m³. El total de metros cúbicos de mampostería hidráulica previstos para este conjunto de obras de hidrología alcanzaba la nada desdeñable cifra de 21.245,12. José María Ayerbe propuso comenzar por los diques nº1 y nº 2 que eran los más próximos a su desembocadura y continuar de forma correlativa cauce arriba. Todo el material a emplear se preveía extraer del propio lecho de los barrancos a corregir pues tras numerosos arrastres sucesivos, las piedras se acumulaban sobre los mismos en volúmenes muy importantes. El principal responsable de esa circunstancia hay que buscarlo en que todo el trazado del Bco. Sía, al giual que los otros barrancoas abordados hasta ahora, atraviesan una zona en la que la formación del flysh es la que más predomina.
Dique "Corea" en 1964, poco después de concluir su construcción. Foto: Fototeca DGB-INIA
            Como es habitual en estos proyectos, la otra parte importante de las obras a acometer correspondía a los trabajos de repoblación forestal. Tal cual expuso en su proyecto, este ingeniero decidió escoger como especie para repoblar, la que predominaba en la zona que no era otra que el pino silvestre (Pinus sylvestris). El método elegido para llevar a cabo la misma fue el de apertura manual de hoyos, siguiendo las curvas de nivel y distanciados entre sí 1,5 m. Esta distancia, menor a la prevista en otras repoblaciones donde lo habitual eran 2 m, se debió a la necesidad de crear una masa lo más espesa posible para hacer frente mejor a la erosión. Así pues la densidad por hectárea sería de aproximadamente unos 3.300 hoyos por hectárea. Las plantas habrían de proceder del vivero de San Salvador ubicado en la huerta de Senegüé, el cual distaba unos 12 km del monte a repoblar. 
Aspecto del Bco. Sía con su dique "Corea" en pleno funcionamiento. Foto: Fototeca DGB-INIA
            La superficie a repoblar quedó fijada en 174,50 Ha que se repartían entre las zonas más erosionadas del siguiente modo: en el Monte de Utilidad Pública nº 229, denominado Lanuza, 21,87 Ha; en el Monte de Utilidad Pública nº 228, denominado Chordonera, 75,81 Ha. En las zonas no erosionadas de este mismo monte se pensaba repoblar otras 76,81 Ha. Para la apertura de hoyos se estimó serían necesarias 2.464.32 Pts/Ha por lo que para repoblar la superficie total serían necesarias 430.023,84 Pts.


Dique en el Bco. Larbesa camuflado entre la vegetación espontánea. 
Foto: Archivo Cartagra
            No se ha conseguido localizar ningún documento generado durante la realización de los trabajos por lo que pocos detalles al respecto se pueden ofrecer. Así pues sólo nos queda que recorrer el terreno para comprobar qué obras hay ejecutadas sobre el mismo. Tras varias salidas puede aseverarse que la realidad dista mucho de los planes descritos inicialmente en el proyecto de José María Ayerbe. De los 24 diques previstos sólo se llegaron a construir 5 de ellos: El dique nº 1 o de cierre; posiblemente el nº 3, conocido en su día como el dique Corea; otros dos más por debajo y por encima del pueblo de Yésero. El último se ubica en el Bco. Furco, al este del pueblo de Yésero. Hay que señalar también la exagerada canalización del tramo final del Sía antes de desembocar en el Río Gállego, ejecutada a principios de los años 80 del siglo pasado. Esta consistió en un encachado de todo ese último tramo dejando prácticamente un cauce artificial. Dentro de los afluentes del Bco. Sía apenas se ha llegado a actuar. Cabe destacar los dos diques construidos sobre el cauce del Barranco Larbesa, muy próximos a la carretera que conduce a Broto justo antes de entrar en el túnel de Gavín. Así pues, de los 100 diques que preveía el proyecto de Ayerbe, en la actualidad sólo hay ejecutados 5 pues el Bco. Larbesa quedó incluido en otro proyecto diferente.
Ubicacón de todos los diques construidos sobre la cuenca del Bco. Sía en la actualidad.
Foto: Archivo Cartagra
            Mención especial merece el segundo dique construído el cual fue bautizado con el nombre de "Corea" como consecuencia de la dureza de los trabajos en él realizados. Así lo certifican los testimonios de algunos obreros que participaron en esa obra. Gracias a esos testimonios se ha sabido que en la fachada del muro que delimita el cementerio de Biescas llegó a aparecer una pintada con la siguiente leyenda: "Coreanos, en el mes de septiembre aquí os esperamos" pues se daba por hecho que alguno de aquellos trabajadores acabaría dejando su vida en esa obra y siendo enterrado allí. Sin duda alguna, la fase más dura según los testimonios recabados, fue la excavación de los cimientos y el arranque de la base del muro. Las jornadas eran muy duras y los jornales escasos. Además, el guarda forestal al frente de la misma no paraba de amedrentar a cualquier obrero que se paraba un solo instante (2).

              A pesar de la canalización final del Bco. Sía, las expectativas del José María Ayerbe tampoco se llegaron a cumplir respecto al aprovechamiento de superficies dentro de su cono de deyección. En la actualidad permanece una importante superficie del mismo sin aprovechar ni para agricultura ni para otro fin. Hace unos años, en pleno boom urbanístico, sobre estos terrenos sobrevoló un proyecto que pretendía convertir toda esta superficie cubierta por glera en un campo de golf acompañado de su respectiva urbanización, faltaría más.
Aspecto del tramo final canalizado y la glera del Sía a su izquierda. Foto: Archivo Cartagra
Dique de cierre del Barranco Sía en 1993. Foto: Fototeca DGB-INIA



Bibliografía y fuentes:

(1): Archivo Servicio Provincial Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca; Proyecto de Corrección y Repoblación de la Cabecera de la Cuenca del Torrente Sía (Provincia de Huesca), José María de Ayerbe y Vallés, 1953
(2): Piedras y Penas en Tiempos del Patrimonio; Carlos Tarazona Grasa, 2008.