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domingo, 30 de marzo de 2014

Acumuer

            Tras el primer post de esta sección destinado básicamente a la presentación de la misma, llega el momento de entrar en materia y mostrar cuál es su verdadera intención. Y lo hago de la mano de una magnífica foto realizada hacia 1910-1912 por el fotógrafo catalán Julio Soler Santaló, hace nada menos que más de un siglo. Se trata de una fotografía de la plaza principal de Acumuer, el primer pueblo que encuentran en su discurrir hacia el sur, las aguas del bravo Río Aurín. Este pueblo se levanta a orillas de este río a una altura de 1.191 m sobre el nivel del mar. En la actualidad yo no vive nadie en él de forma permanente auque durante los fines de semana, puentes y meses de verano, acuden al mismo numerosos descendientes de este pueblo.
Plaza de Acumuer hacia 1910-1912. Fotografía: Julio Soler Santaló perteneciente al fondo de la Fototeca Provincial de la Diputación Provincial de Huesca. El original está depositado en el Archivo Fotográfico del Centre Excursionista de Catalunya.

            Si contemplamos detenidamente esta foto ya podremos apreciar más de un detalle que llamará nuestra curiosidad. Pero si además comparamos esta fotografía con otra de encuadre idéntico realizada recientemente, será entonces cuando aflorarán más detalles diferentes y menos evidentes. 
 Interpretación actual de la imagen tomada en su día por J. Soler Santaló
           Pues bien, a continuación intentaré detallar todos los que yo he sabido apreciar y que me han llamado la atención por una razón u otra. Quizás la principal diferencia la encontremos en la línea de tejados que se recorta contra el cielo. Así es como enseguida detectamos que en la actualidad falta una costrucción que corresponde a la que en su día se conoció como Casa Torreta. Los otros dos volúmenes principales corresponden a La Cárcel, a la izquierda, cuya fachada prácticamente se mantiene idéntica. En cambio, la losa de su cubierta ha sido sustituida por la teja actual. El otro volúmen pertenece a Casa Raimundo y comprobamos como tanto su cubierta como su fachada ha sufrido alguna reforma. Su cubierta de losa fué sustituida también por la cada día más abundante teja. En la actualidad, todas las ventanas de las plantas primera y segunda han sido convertidas en pequeños balcones. La fachada de esta casa presenta también un remozado de cemento pintado posteriormente en un color marfil, que ha sustituido al encaldado típico de antaño. Esto lo podemos apreciar a pesar de que en la imágen de Soler Santaló se interpone delante un pilar que se levantaba sobre una base cuadrangular. La cubierta de esta casa también ha sustituido la losa original por la teja cerámica.
Aspecto que presenta en la actualidad el mismo encuadre fotografiado a principios del Siglo XX
           En primera línea de la fotografía antigua destacan tres figuras humanas. Tan sólo el sombrero que porta una nos ayuda a deducir que se trata un hombre, el cual aparece justo delante de la puerta de entrada a Casa Mateba. Sin embargo, las dos claras figuras femeninas enseguida nos hablan de otros tiempos. No sólo por sus cabellos largos recogidos en un moño, propios de esa época decimonónica. También por sus largas sayas, una de las cuales aparece adornada en su vuelo inferior con dos fenefas y por sus blusas de manga larga, seguramente de lino. En la actualidad el suelo donde aparecían las figuras humanas está empedrado y nivelado lo que facilita caminar sobre el mismo. El uso de la madera en exterior se ha visto sustituida por el hierro, mucho más resistente a la intemperie. Esto lo podemos comprobar en la puerta de acceso al recinto parroquial, en los balcones de Casa Raimundo o en los de Casa Matietas. Tan sólo se mantiene la madera en dos de las puertas que aparecen en la imagen actual, la de Casa Mateba y la de Casa Matietas. Concluiré diciendo que la barandilla de la plaza responde a las lógicas medidas de seguridad actuales y que antaño para nada se tenían en cuenta. El banco de la plaza pensado para sentarse y descansar, tampoco tenía cabida en los albores del siglo XX pues es fácil imaginar que en esa época dispondrían de poco tiempo para la contemplación.

Dos usos bien diferentes a lo largo del tiempo para
una misma construcción
           Una clara muestra de la evolución del tiempo en este pueblo la encontramos en la entrada de la casa conocida como La Cárcel. Seguramente que este nombre se ha mantenido en el tiempo pues en alguna época esta construcción debió cumplir con tal cometido. Afortunadamente aquella función quedó en deshuso y en la planta superior se instaló durante años la secretaría del Ayuntamiento de Acumuer, justo hasta que en 1965 fuera absorbido por el Ayuntamiento de Sabiñánigo que es al que pertenece actualmente. En tiempos más recientes, a la entrada de esta construcción se colocó el teléfono público de Acumuer, el cual todavía se mantiene aunque funcionando de forma deficiente. Llama la atención la combinación que carteles que nos encontramos en la entrada de esta casa. Quien quiera sabel algo más sobre este atractivo pueblo puede hacerlo pinchando aquí.

domingo, 23 de marzo de 2014

Esparbeleta

Mariano Pardo era natural de Casa Bertolo de Gracionepe y durante unos cuantos inviernos debió marchar a trabajar a Francia. Cuando regreso de una de aquellas estancias trajo consigo un pequeño acordeón diatónico. En Gracionepe había otra casa conocida como Casa Paúles que era propiedad de un terrateniente de la zona llamado Gastón. Este a su vez era el dueño de la Pardina Bescansa, varios kilómetros al sur de Gracionepe. Cada vez que Gastón visitaba Gracionepe y dado que le gustaba mucho bailar, se solía organizar baile en una sala grande de Casa Paúles propiedad de Gastón. Ese día Mariano tenía trabajo extra pues le tocaba amenizar la sesión tocando aquél acordeón francés.
Vieja imágen de Larrés, posiblemente de antes de mediados del Siglo XX, época en la que sus calles debieron ser testigos de los acordes de Esparbeleta y de los numerosos estribillos cantados a su són

           A una de aquellas sesiones de baile, allá por 1935, acudió casi por casualidad un crío de 7 años llamado Antonio venido desde el vecino pueblo de Larrés. Su madre Petra descendía de Casa Bertolo y había acudido hasta ese pueblo para visitar a su hermano Mariano. El sonido del acordeón diatónico, aun sin saberlo él, quedó grabado en la memoria de aquél crío durante muchos años. Cuando este alcanzó los 18 años no dudó en preguntar a una de sus primas de Gracionepe si aquél acordeón seguía en Casa Bertolo. El abuelo Gastón ya había muerto hacía unos años y Mariano también. Así pues, aquél instrumento debió ser guardado en algún baúl donde quedó olvidado durante bastantes años. Tras el interés de Antonio lo buscaron por la falsa y allí apareció guardado en algún lugar de la misma.


           Antonio se lo llevó para Larrés que era donde él vivía con su madre Petra, viuda y sorda. Una vez allí, llevado por ese grato recuerdo del melódico sonido del acordeón empezó como dice él a trastearlo y poco a poco fue cogiéndole el tranquillo. Su gran ilusión le permitió aprender a tocarlo de oído y en poco tiempo se convirtieron los dos en protagonista de los escasos ratos de ocio que tenían los mozos de Larrés. Tan pronto como estos se juntaban en el local del pueblo después de largas jornadas de trabajo, aún les quedaban ganas para la diversión y la juerga. Era entonces, una vez que se animaba el ambiente, cuando Antonio se iba a casa a buscar la Esparbeleta y comenzaba la fiesta de verdad. No recuerda muy bien el motivo, pero ese fue el nombre que le dió a su acordeón. En torno a la misma se solían juntar Laure de Casa Jaime, Emilio de Casa Maestro, Esteban de Casa Gil, Victorino de Casa Jorge, todos ellos de la misma quinta, así como otros mozos más de Larrés.
 

Ronda de los músicos de Acumuer. Aunque no hay
acordeón, seguro que la situación en poco debió
diferir a lo que pudo suceder en Larrés
           Hubo más de una ocasión en la que a  la hora de montar el sarao, Antonio contó con la ayuda de algún otro mozo de Larrés. Ese fue el caso de José Casbas de Casa Chandepuén quien le acompañaba tocando la guitarra. Así montaron más de una sesión de baile en la casa del pueblo, ubicada junto a la plaza de Larrés. Aunque ya lo venía haciendo antes de tener la Esparbeleta, Antonio ya solía discurrir estribillos con motivo de cualquier hecho o suceso acaecido en el pueblo. Una noche ya bien tarde, y a tan sólo un mes de celebrar la fiesta mayor de Larres, los mozos decidieron acondicionar la plaza del pueblo pues su firme irregular impedía bailar correctamente. Acometieron aquella mejora sin encomendarse a nadie más aunque tardaron en concluir aquella mejora más de lo previsto lo que produjo el enfado de más de uno en el pueblo. De esa situación surgió el oportuno estribillo: "El año 52 el víspera de San Antón, amanecieron os mozos cada uno con un jadón, aún no hacía dos minutos que había ocurrido esto y salió por más abajo gritando el Sr. Modesto; estábamos todos picando con el jadón y salió Sr. Urbano gritando por un balcón. Y al otro día al ir pa misa dijo Ricardo del Bastero, todos os mozos ta cárcel y el alcalde o primero; si llega a efecto lo de la guardia civil ya seguro que nos pillan más arriba de Isín; dos vagones y medio hacen falta de cemento y a plaza se terminará por cuenta del ayuntamiento".


           Otro estribillo basado en una situación real estuvo motivado en el hecho de que el amo de la casa donde Antonio servía, cada vez que se enteraba que los ...criáus habían trasnocháu, al día siguiente los hacía levantar algo más temprano de lo habitual: "Esta tarde en el café, venga vino y venga tazas, y mañana de mañanas, cáguen la historia que trazas". No faltaron tampoco los estribillos de corte irónico: "Pueblecito de Larrés, es pueblo de mucha fama, un molino que no muele y un batán que no abatana, y pa acabala de amolar a fuente que no les mana". O este otro: "No cantes si vas por paja y te pesa el roscadero, que despiertas a Geromo y a Ricardo del Bastero". Otras coplas recogieron las dificultades del momento: "En Espuéndolas no ciernen y Borrés ya no masan, y en el pueblo de Larrés jodidamente lo pasan". El propio Antonio tampoco se libró de las letras con sorna discurridas por otros mozos del pueblo como la que le dedicó Laure de Casa Jaime de Larrés "A perra Tarazona está radiendo un hueso, a perra dale que dale, y o hueso tieso que tieso". Y para concluir con esta relación que mejor que echar mano de una pensada para la ocasión: "Con esta me despido, con esta cierro papeles, y con esta me despido de hombres niños y mujeres".
Antonio con su actual acordeón y su otra gran pasión, el inseparable Tolo

            Tras unos cinco años con Esparbeleta siendo protagonista de largas veladas en las que se entonaron estos u otros estribillos y coplas, un buen día el acordeón desapareció. Antonio pensó que su madre se la había dado a unos primos suyos quienes se la habrían llevado a Arto. Al menos eso es lo que su madre Petra le dijo en su momento cuando preguntó por el paradero de la misma. Muchos años después Antonio llegó a preguntar a uno de sus primos de Arto quien le confirmó que él nunca supo del instrumento. Seguramente que Petra no vería con buenos ojos aquellas juergas nocturnas habituales y decidió cortar de raso la situación haciendo desaparecer a Esparbeleta. Casi 65 años después, en las Navidades de 2011, Antonio recibió un regalo de Reyes muy especial. Se trató de un pequeño acordeón diatónico similar al que él tuvo, aunque obviamente algo más evolucionado. Seguro que al tenerlo entre sus manos consiguió rememorar muchas de aquellas noches en compañía de sus amigos de Larrés.

          Por cierto, resulta que entre unas cosas y otras había olvidado mencionar que Antonio es mi padre y que Petra era mi abuela. Os había dicho en algún momento que era un esmemoriáu?...

Memoria de Piel

El transcurso del tiempo implica en muchos casos situaciones que no nos agradan ni gustan pero que son inevitables. En mi caso ha servido, entre otras cosas, para comprobar que de un tiempo a esta parte algunos de los informantes que colaboraron en varios de mis documentales ya no están entre nosotros. Lorenza de Casbas, Vicente venido desde Andalucía o Victoriano de Biescas, fueron piezas básicas e imprescindibles pues con su participación y su testimonio contribuyeron sobremanera al buen resultado final de aquellos trabajos. Cada uno de ellos tres albergaban en sus lúcidas memorias, historias, sucesos y anécdotas suficientes como para hacer un documental sobre cada uno de ellos. Con su marcha se perdió un gran reguero de información que conforma todo un patrimonio inmaterial acumulado durante unas intensas vidas que ya nunca podremos recuperar. Sirvan estas líneas como mi particular homenaje y reconocimiento a los mismos.

Lorenza de Casbas, Vicente llegado desde Andalucía y Victoriano de Biescas, fueron un claro ejemplo de 
como sus testimonios desisteresados resultaron vitales para profundizar en el conocimiento  de un momento
 y unos hechos que ellos vivieron en primera persona
           Esta situación me ha llevado a reflexionar al respecto y por eso he decidido abrir esta nueva sección dentro de mi blog en la que dar voz a distintas personas. Todas ellas estarán bien entradas en años y a buen seguro que tendrán decenas de historias que contar, recopiladas en sus cabezas durante sus intensas vidas. Se tratará de historias que en la mayoría de los casos nos contarán algo más que unos simples hechos concretos. Si sabemos leer entre líneas y contextualizar el momento y los hechos, seguro que conseguiremos extraer mucha más información interesante. Estoy convencido que detrás de sus trayectorias vitales habrá más de una que bien merecerá la pena ser contadas aquí evitando que la desaparición de sus narradores y protagonistas signifique también la pérdida de esas historias. Al fín y al cabo se trata de frágiles memorias de piel que atesoran un rico bagage personal, profesional y cultural que todos deberíamos saber valorar y disfrutar.

        Con tal motivo me apetece iniciar este apartado compartiendo la historia de una persona muy próxima para mi. Se la he escuchado contar en multitud de ocasiones y circunstancias aunque esta será la primera vez en ser compartida públicamente. A esta le seguirán las de otras personas que por un motivo u otro entiendo merecen la pena ser difundidas desde este blog. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

Memoria de Papel (3)

Sobrepuerto

Publicación sencilla pero repleta de
interés en todas sus páginas

            Este libro nos situa en otra de esas comarcas altoaragonesas con solera propia y con una identidad bien marcada, Sobrepuerto. Identidad que como la de otras comarcas de nuestra provincia, puede leerse e interpretarse en gran medida a través de sus piedras. Recorrer las calles jalonadas de casas vacías y caídas a ambos lados, o semiocultas por el vigor de gabarderas o sabuqueros, es la mejor forma de experimentar la naturaleza del silencio a la que alude el autor en el subtítulo de este libro. Ese silencio que en muchos casos resulta sobrecogedor incluso para los que con cierta frecuencia recorremos alguno de estos pueblos. El contenido de sus paginas denota algo más que interés por la despoblación de esta comarca asentada por encima del Puerto, más allá del mismo. Destila como su autor ha vivido en primera persona gran parte de ese proceso, tan desgarrador como vital para él. 


            Sobrepuerto es un área del Altoaragón a la que me siento muy ligado por diferentes razones. Por eso cuando lo leí por primera vez o cuando lo releí nuevamente años más tarde, ambas ocasiones tuve la clara sensación de entender mejor que otros lectores la intención de su autor. Creo que fui capaz, al menos eso me parece a mi, de leer entre líneas y  de ponerme en el pellejo de su autor. Eso me produjo una sensación que afortunadamente no siempre consigo sentir. Será porque habla y describe lugares que he visitado muchas veces, será que he escuchado muchas historias con estos pueblos y escenarios como protagonistas, será que los vericuetos y las interacciones de la mente son más retorcidos que el camino de Escartín tal cual se refiere a él José María.



Pastores del Pirineo

Impactante y evocadora portada que te invita a meterte
de lleno en un mundo tan duro como sacrificado
      Hablar de cultura y tradición perinenca sin hacer referencia al mundo pastoril sería un gran error. Omitir a este colectivo y todas las implicaciones existentes alrededor del mismo, impediría comprender y entender importantes realidades de estas montañas altoaragonesas. Estamos ante un colectivo que ha sufrido como pocos la evolución de la sociedad pirenaica y que ahora mismo simplemente pelea por su supervivencia.

          Pero para conocer en profundidad cómo fue el pastoreo de antaño qué mejor forma de hacerlo que de la mano de uno de los autores más reconocidos dentro de la temática perinenca. Severino Pallaruelo nos sorprendió hace ya bastantes años con este libro que, dicho sea de paso, se alzó con el Premio Nacional de Investigación sobre Artes y Tradiciones Populares Marqués de Lozoya de 1988, convocado por el Ministerio de Cultura. Apoyado en una estupenda selección fotográfica del Archivo Compairé, así como otras del propio autor, la páginas de este libro desgranan todo un mundo donde nunca nada se dejaba a la suerte de la improvisación. Desde las diferentes categorías existente dentro de este oficio a las obligaciones y cometidos en función de la fecha del calendario, todo ha tenido siempre una razón de ser. La intensidad y claridad de sus textos son el colofón perfecto al material fotográfico referido. El contenido de este trabajo, tanto texto como fotos, conforman una memoria en papel de incalculable valor etnográfico que cada cierto tiempo recomiendo repasar.



La Lluvia Amarilla

Detrás de esta portada se esconden
grandes dosis de cruda realidad

           Qué se puede decir respecto a esta novela que no se haya contado ya. Lo cierto es que desde su aparición, esta novela ha sido traducida a más de una veintena de idiomas y ya ni sé el número de ediciones que se han realizado de la misma. Hasta se ha realizado una obra de teatro basada en la misma. Incluso un documental, cuyo dvd se incluye en la edición conmemorativa del veinticinco aniversario de su aparición en el mercado. Si quieres saber más...; también:

           Son ya una legión incontable las personas que han querido conocer de primera mano el pueblo donde está ambientada esta novela, Ainielle. Muchos hasta se han llevado en la mochila un ejemplar de esta novela para leer algunas de sus páginas in situ y experimentar las sensaciones que les produce. No faltan tampoco casos de personas que hasta lo han visitado más de una vez. En cualquier caso, es muy raro el fin de semana o puente durante cualquier época del año en el que no llegen visitantes hasta Oliván con el claro propósito de conocer este pueblo siguiendo el camino que sale del mismo.

           Como ya se ha escrito tanto sobre ella, yo sólo contaré algo sobre las sensaciones que a mi me produjo. Es una novela dura, casi me atrevería a decir incluso que extremadamente dura. Me lo pareció la primera vez que la leí y esa sensación se repitió cuando la leí nuevamente. No sé si será por que conozco el escenario y su entorno, por la magistral forma en que está escrita o por la crudeza de las situaciones que se describen, pero lo cierto es que es una dureza que engancha. Felicidades Julio...

domingo, 16 de marzo de 2014

Memoria Fotográfica (introducción)

         Desde sus orígenes, la fotografía siempre ha sido una herramienta perfecta para detener un instante, para retratar una persona o para inmortalizar una escena, impidiendo así su olvido. A partir del momento en que el obturador deja pasar la luz, el encuadre en cuestión queda retenido en un soporte químico o digital y pasa a formar parte de la historia y de la memoria tanto de quien la hizo como de quienes pudieran aparecer en la misma. El transcurso de los años será quien determinará básicamente si la fotografía, además de la antigüedad, acabará obteniendo algún valor añadido. Para mi contemplar una fotografía antigua siempre resulta un ejercicio muy gratificante pues generalmente me proporciona mucha información y hace que, en función de la temática, de la época o del contenido de la misma, mi imaginación se sienta incitada a ir más allá. A partir de ese momento los pensamientos pueden acabar tomando derroteros muy dispares e imaginar situaciones variopintas que no siempre pueden corresponderse con la realidad.

En este libro J. L. Acín Fanlo combina 
imágenes de antaño con otras de 
idéntico encuadre pero actuales
          En nuestra provincia tenemos la gran suerte de contar con diferentes y muy completos fondos fotográficos, estando todos ellos integrados en el denominado Centro Documental y de la Imagen dependiente de la Diputación Provincial de Huesca. En él se guardan más de 60.000 fotografías catalogadas de autores tan conocidos como Compairé, de las Heras, Soler Santaló o Briet entre otros. Tanto por sí solas como en su conjunto, todas ellas constituyen unos verdaderos testigos de la historia reciente de nuestra provincia en general y de nuestras montañas pirenaicas en particular. En base a ese completo archivo, la Diputación Provincial de Huesca también ha publicado hasta la fecha una interesante colección de libros donde su incluye una excelente muestra de los fondos aquí referidos. Además cabe señalar que también debe haber un buen número de fotografías particulares antiguas diseminadas por aquí y por allá que a buen seguro presentarán elementos de interés. Tan sólo resta que sean localizadas por unos u otros.

          Revisar muchas de esas fotos antiguas nos permiten conocer algo más de su época y de aquellas condiciones de vida que de otra manera sólo nos podríamos imaginar, a pesar de las limitaciones que ello implica, leyendo algún texto coetáneo. Por suerte aún hay casos en los que todavía es posible comparar esa foto antigua con otra similar en la actualidad. Incluso tenemos la suerte de contar con varios libros que nos permiten seguir los pasos originales de Lucien Briet y comparar aquellos escenarios hoy en día. J. L. Acín Fanlo publicó en su día dos estupendos libros en los que siguió los pasos del mítico Lucien Briet y fotografió sus mismo paisajes con idénticos encuadres. El conjunto de fotografías incluidas en estos dos libros es muy esclarecedor y elocuente. El paso del tiempo tampoco ha pasado en balde para el paisaje altoaragonés, y como no podría ser de otra manera, en la mayoría de ellas podremos comprobar que existen interesantes diferencias entre las fotografías realizadas en antes y ahora. Desde aquí animo a los lectores de este blog para que busquen y comprueben tales diferencias siempre que tengan ocasión de poder comparar esas dos tomas de una misma escena.

           En este apartado echaré mano de fotos que de una manera u otra constituyen verdaderos testigos de la historia, para ayudándome de otras fotos recientes asi como de información complementaria, intentar recuperar algo de la memoria perdida de esos espacios fotografiados hace ya unas cuantas décadas.
Varias portadas de libros sobre fotografía antigua editados por la Diputación Provincial de Huesca y pertenecientes a una misma colección de hasta nueve títulos diferentes
          Pero antes de añadir la primera fotografía comentada de esta sección, quisiera que mi primer post incluyera un rápido repaso sobre la bibliografía publicada hasta la fecha en la que la fotografía antigua ha sido su principal razón de ser. En ese punto no puede obviarse nuevamente la ingente labor editorial realizada desde la Diputación Provincial de Huesca. De entre sus publicaciones que han perseguido abiertamente poner en valor las fotografías en blanco y negro de sus extensos archivos fotográficos pueden citarse las siguientes:
                     - Bellezas del Altoaragón: Lucien Briet 1904-1911 
                     - Soberbios Pirineos: Lucien Briet II, 1904-1911
                     - Huesca: Mujeres de anteayer. Fotografías 1923-1935
                     - Huesca: Postales y Postaleros. Postales 1900-1940
                     - Huesca: Carros y Caballerías. Fotografías 1895-1960
                     - Huesca: Ropas de Arcón. Fotografías 1895-1935 
                     - Huesca: Arquitectura Civil y Popular. Fotografías 1910-1935
                     - Caballos de Vapor. Fotografías 1905-1965 
                     - Ferias y Mercados. Fotografías 1918-1943
                     - Huesca: Pueblos y Gentes. Fotografías 1902-1913
                     - Balneario de Panticosa. Fotografías 1885-1950
                     - Huesca: Solanas y Umbrías. 1966-1987
                     - Huesca: la Bolsa de Bielsa. Fotografías 1936-1940

        Además de estas referencias incluidas en la anterior relación, la Diputación Provincial de Huesca también ha publicado más libros que giran alrededor de la fotografía antigua y que están fuera de la anterior colección. Se trata de libros muy bien editados que recogen un buen número de fotografías de temática costumbrista y de un valor incalculable:
                     - Bellezas del Alto Aragón (con fotografías de Lucien Briet)
                     - El Valle de Ansó en los años 40 (con fotos de Alfonso Foradada)
                     - Bertrand de Lassus
                     - Ricardo Compaire
 Portadas de otros libros sobre fotografía antigua editados por la D. P. Huesca y de gran interés
           Aunque no abundan este tipo de iniciativas, en los últimos años también han salido al mercado otra serie de publicaciones de idénticas características a las hasta ahora reseñadas, aunque promovidas desde otras antidades diferentes. En alguno de esos casos también se ha contado con la colaboración directa  del Archivo de Fotografía e Imágen del Alto Aragón, dependiente de la Diputación Provincial de Huesca. Este fue el caso del libro Biescas no tan Lejana, iniciativa encabezada por el Ayuntamiento de Biescas. La Editorial Pirineum de Jaca realizó por su parte un magnífico trabajo de recopilación sobre el fotógrafo jaqués Francisco de las Heras. Quien quiera saber algo más puede hacerlo pinchando aqui. Otro interesante trabajo de recopilación es el auspiciado por el Ayuntamiento de Sabiñánigo y la Asociación Amigos de Serrablo (para saber más).
 Otros tres interesantísimos títulos que bien merecen la pena tener en nuestra biblioteca
       Y ya para concluir esta primera relación personal de libros con una marcada memoria fotográfica, no quiero olvidarme de algunas de las interesantes iniciativas sobre este particular que han visto la luz en nuestro país vecino. En él los fondos fotográficos sobre temática pirenaica son también muy abundantes por lo que no falta material de calidad para dar contenido a publicaciones de las que ahora nos ocupan. A modo particular propongo los tres títulos que aparecen en la siguiente imagen aunque seguro que alguno de los lectores del blog tendrá propuestas diferentes que hacer. Por un lado está Editions Sud Ouest asentada en Bordeaux (Gironde) quien tiene una interesante colección de entre las que aquí incluyo dos títulos. El otro título francés escogido es un libro de la Editorial Mon Hélios de Pau donde incluye fotografías de gran calidad que muestran de forma muy completa, la construcción de la vía del tren transpirenaico que atravesó esta cordillara a través del túnel del Somport (para saber más).
Las iniciativas editoriales francesas tampoco podian quedar fuera de este listado pirenaico

jueves, 13 de marzo de 2014

Memoria de Papel (2)

La despoblación del Sobrarbe


Este libro aborda la misma problemática de
 diferentes comarcas altoaragonesas
         El CEDDAR (www.ceddar.org) es un centro de investigación que nace a partir de las experiencias compartidas por un variado grupo de profesores universitarios y de investigadores en el campo de las ciencias sociales –antropólogos, economistas, geógrafos, historiadores, sociólogos-, preocupados por el desarrollo desequilibrado entre el mundo rural y el urbano, que consideran pertinente que la investigación académica trascienda la mera especulación para incidir en los debates sobre la acción política y la vida cotidiana. Sus diferentes socios y colaboradores se dedican tanto a la investigación, a la difusión o a la realización de asistencias técnicas. Destaca la publicación de su revista Ager en cuyas páginas se recogen infinidad de cuestiones y abordadas desde diferentes perspectivas, relativas a la despoblación y desarrollo rural. Quien quiera conocer de primera mano el contenido de la misma tan sólo tiene que pinchar aqui. De igual modo publica monografías científicas sobre desarrollo rural y su demografía. 
            Si importante es cuanto se ha mencionado hasta ahora, todavía lo es más el trabajo de difusión que este centro viene realizando desde el mismo momento de su creación. Colabora con instituciones públicas y privadas, universidades y asociaciones en la organización de jornadas, conferencias y exposiciones. Del mismo modo, coordina y dirige cursos de verano y participa en la elaboración de cursos de postgrado. También presta asesoramiento a gestores públicos en la elaboración de planes y políticas sobre las materias ya referidas. Todo este trabajo de difusión combinado con las publicaciónes fijas y periodicas que saca adelante, se han convertido desde el momento de su puesta en marcha, en una estupenda forma de trabajar para combatir el olvido y la pérdida de información muy valiosa.



La Montaña Olvidada

Completo e interesante libro sobre esta zona
de la Comarca de Sobrarbe
      Exhaustivo libro en el que se recopilan hasta veintiséis lugares repartidos a lo largo y ancho del alto Alcanadre y de sus respectivos afluentes, los barrancos de Used, Mascún y Blacéz. Territorio inhóspito enmarcado a su vez dentro de la gran comarca altoaragonesa de Sobrarbe. Grande por los rincones, gentes y paisajes que alberga. Por desgracia, también resulta enorme el número de pueblos, lugares y aldeas deshabitados que sus valles y montes acogen. Los contemplados en la presente publicación son tan sólo una parte del total de cuantos vieron como se apagaban de forma definitiva las brasas de sus hogares, repartidos por el extenso Sobrarbe.

          Arturo González, su autor, nos cuenta con gran pasión una ingente cantidad de información que ha ido recopilando sobre una veintena larga de pueblos. Al mismo tiempo, y para facilitar la tarea a los foranos, describe más de setenta rutas de acceso para llegar a los mismos. Profusamente ilustrado, incluye así misno más de mil interesantes fotografías. El silencio que experimentó recorriendo esos caminos ha conseguido traducirlo en una interesante compilación que muchos lectores le agradecemos pues nos anima a seguir su pasos y descubrir ese Sobrarbe profundo repleto de soledades tan atractivas y sugerentes.




Paisajes con Memoria

Este libro se ha convertido en un gran clásico
dentro de su género
          Tras su primera edición, allá por octubre de 1997, este libro se ha convertido en uno de los clásicos entre los numerosos que abordan el fenómeno de las despoblación altoaragonesa. Nos relata un viaje donde la soledad y la desolación serán el denominador común en cualquiera de los pueblos a visitar aquí recogidos. En todos ellos podremos constatar como el increible patrimonio arquitectónico que albergan en conjunto todos estos pueblos se está diluyendo. El transcurso del tiempo, como todos sentimos en nuestra propia piel, tampoco perdona a la integridad de calles y fachadas. Algunas de sus piedras aún podrán dar el testimonio de cómo ha sido ese proceso de degradación. Otras, el lo más hondo del espedregal, tan sólo podrán certificar la oscuridad de la ruina consumada donde no llega ni la luz del día o el frío de la noche.

      José Luis Acín Fanlo conoce de cerca el fenómeno de la despoblación, los orígenes o sus consecuencias pues desde bien joven vivió de cerca más de un caso de abandono. Fuera por ese motivo o por otros que desconozco, lo cierto es que este autor ha dado buena cuenta de su interés por este tema pues nos ha obsequiado con diferentes y muy interesantes publicaciones.

viernes, 7 de marzo de 2014

Memoria de Papel (1)

          Sin aspirar a ser ni mucho menos un catálogo exhaustivo, en este apartado tan sólo pretendo incluir una serie de publicaciones que, de una forma u otra, pueden permitir al lector hechar una mirada hacia el pasado de estas montañas perinencas. Unas están escritas desde una vertiente más técnica o científica, otras en cambio son fruto de un trabajo de campo, de una compilación o de la propia experiencia personal de su autor. Su inclusión en este blog tan solo aspira a faclitilar en la medida de lo posible, la localización de referencias bibliográficas que tienen como denominador común el Pirineo altoaragonés.

       Todas ellas son validas para mi pues combinan perfectamente diferentes dosis de memoria, de historia y de recuperación. Es decir, comparten el mismo objetivo que persigue este blog. Tanto unos como otros buscamos dar a conocer unos hechos o recordar otros ya pasados para evitar de esta forma, que sin darnos cuenta, todos acabemos volviéndonos unos esmemoriáus. Qué mejor forma de evitar la pérdida parcial o total de una información recopilada con cualquier motivo que dejándola escrita en las páginas de un libro. Cuando esmemoriáus como yo no recordemos algún dato o bien queramos conocer algo más sobre una cuestión, siempre podremos recurrir a consultar alguna de estas memorias de papel. Este listado podrá ser ampliado puntualmente con nuevas referencias bibliográficas.
                                                                                                                        


Bardaxí

Novela histórica muy entretenida de un
 autor ya conocido dentro de esta sección

          En esta ocasión, la reseña escogida para un autor ya conocido en esta sección, consiste en una novela historiada. Como bien dice el subtítulo de la misma, a lo largo de sus más de trescientas páginas, Pallaruelo nos cuenta las aventuras y desdichas de una familia de la pequeña nobleza aragonesa, durante nada menos que cinco siglos. El principal protagonismo de esta familia recae inicialmente en un bravo guerrero salido del Valle de Bardají (Ribagorza) que sirvió al rey de Aragón en la guerra contra los moros. Los diferentes descendientes de aquél van tomándole el relevo en las páginas de esta entretenida novela, y de su mano, el autor nos cuenta interesantes episodios históricos sucedidos principalemente dentro de nuestra provincia. Entre aquellos descendientes podemos encontrar ocupaciones muy variadas pues los hubo que fueron labradores, bandoleros o aldeanos acomodados hasta infanzones, clérigos, inquisidores o notarios. 

           En la confección de esta novela su autor consultó infinidad de documentos históricos y actas notariales por lo que él mismo llega a definir este trabajo como un resultado intermedio entre un relato histórico y un estudio académico. A través de sus páginas pretende entretener como una novela aunque al mismo tiempo, los hechos que nos cuenta están documentados como si de una tésis doctoral se tratara.


Pueblos Abandonados ¿un mundo perdido?

Interesante recopilación de artículos dedicados 
al fenómeno de la despoblación en tierras 
aragonesas
 
           Se trata de una publicación auspiciada por el Rolde de Estudios Aragoneses (REA) a través del CEDDAR (Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales). A lo largo de sus páginas se dá luz a las actas del curso promovido por el REA y que se llevó a cabo en la Universidad de Verano de Zaragoza en Jaca (Huesca) entre agosto y septiembre de 1994. En aquél encuentro se puso de manifiesto la complejidad del fenómeno de la despoblación, las causas y sus consecuencias, desde un punto de vista plural e interdisciplinar. Dentro del contenido de este libro el lector encontrará la opinión que le merece el fenómeno de la despoblación rural a historiadores, geógrafos, etnógrafos, economistas y hasta escritores. La publicación original vió la luz en diciembre de 1995 y tuvo una gran acogida pues se agotó rápidamente en las librerías. Esta segunda edición se publicó en junio de 2000. Como coordinadores de este trabajo hay señalar al escritor José Luis Acín Fanlo y al profesor de la Universidad de Zaragoza Vicente Pinilla Navarro. Ambos perfectos conocedores de esta problemática social, cada uno desde su propia perspectiva.


El Pirineo aragonés antes de Briet

Impresionante publicación, tanto por el
contenido por la calidad editorial del 
mismo de obligada consulta


            Al tenerlo en nuestras manos rápidamente llama la atención tanto el formato como la calidad de la edición de este libro. Alain Bourneton, su editor, consiguió realizar un libro verdaderamente bueno. Lo es en primer lugar por sus textos, completos y extensos además de en algunos casos inéditos pues nunca se habían aparecido en publicaciones españolas. Los textos incluidos han sido traducidos directamente del francés y estás agrupados en dos capítulos, uno dedicado a Los Precursores y otro a Los Conquistadores. Las numerosas publicaciones existentes en el país galo sobre el Pirineo aragonés requirió una selección de textos en base a diferentes criterios. 

       El apartado dedicado dentro de este libro a la iconografía, es el otro gran valor del mismo. Acuarelas, dibujos de mapas, grabados, láminas a color y fotografías, nos muestran aspectos inéditos del Pirineo aragonés nunca antes vistos ni publicados en nuestro país. Algunos de los valles y macizos abordados en este libro nos hablan y muestran el Puerto de Benasque, el Valle de Broto y San Nicolás de Bujaruelo, Monte Perdido y su entorno, el Macizo de la Maladeta y el Aneto, los Baños de Panticosa o los macizos del turbón, Cotiella, Peña Montañesa, Tendenera, Aspe o Bisaurín entre otros.

            En definitiva, la lectura de estos textos junto con la contemplación de las imágenes que los acompañan, permiten hacernos una idea muy aproximada de la ilusión y las ganas con las que aquellos primeros exploradores del Pirieno abordaron la exploración de estas montañas. Y lo mejor de todo, es muy probable que su lectura consega contagiarte de aquella atmósfera decimonónica y hasta trasladarte, aunque sea por un instante, a aquellos intensos años.



miércoles, 5 de marzo de 2014

La Administración Forestal en Huesca



            Según los datos que se manejaban a principios del Siglo XX, cerca del 75% de la superficie de la provincia de Huesca era considerada como forestal, praderas, estepas, eriales o baldíos. Es decir, unas 902.946 Ha nada menos. Concretando algo más sobre la superficie estrictamente forestal, esta era calculada en esos momentos en más de 232.000 Ha de las que 228.280 Ha correspondían a 337 montes diferentes gestionados directamente por el Ministerio de Fomento (posteriormente se denominaría de Agricultura). Otras 38.885 Ha correspondían a otros 126 montes gestionados en este caso por el Ministerio de Hacienda. A todo ello había que sumar toda otra serie de terrenos de superficies desconocidas cuya propiedad correspondía a propietarios y entidades particulares (1).


Los cimientos de la administración forestal


Portada de las Ordenanzas Generales de
Montes de 1833. Foto: Archivo Cartagra
          La creación de la administración forestal en Huesca, así como la del resto de España, hay que buscarla en las Ordenanzas Generales de Montes de 1833 (foto portada Ordenanzas). Estas contemplaron la primera Dirección General de Montes de nuestro país así como la división de su superficie en distintas unidades de gestión denominadas Distritos de Montes. Su entrada en vigor también supuso la creación de una importante estructura dotada de diferentes empleados de montes cuyas denominaciones iniciales correspondieron a las denominaciones de Comisionados, Agrimensores, Guardas Mayores y Guardas Celadores. Pocos años después, en 1845, aquellos empleos se reconvirtieron en Comisarios de Distrito, Peritos Agrónomos y Guarda-Montes. Una disposición de noviembre de 1856 creó los Distritos Forestales de Madrid, Jaén, Santander, Cuenca, Segovia, Ávila y Oviedo. Y en abril de 1858 se crearon cuatro distritos más, los de Guadalajara, Cáceres, Cádiz y Huesca (2). A principios del Siglo XX, el Distrito Forestal de Huesca gestionaba directamente los 337 montes de utilidad pública citados inicialmente los cuales sumaban un total de 217.720 Ha (1).


            El personal existente en nuestra provincia según contempló el Reglamento de la Ley de Montes de 1863 era el siguiente: 4 Ingenieros de Montes, 1 Ingeniero Ayudante, 8 Sobreguardas y 14 Guardas. Para principios del Siglo XX y tras sucesivas modificaciones, España llegó a contar con hasta 37 Distritos Forestales repartidos a lo largo y ancho de su geografía. Una nueva disposición de febrero de 1901 aprobó una nueva plantilla del personal de montes en la provincia altoaragonesa: 1 Ingeniero de Montes Jefe, 3 Ingenieros de Montes subalternos, 2 Ayudantes, 1 Escribiente de primera clase, 8 Capataces y 2 Sobreguardas. Esta disposición contempló también la creación del Servicio de Repoblaciones y Ordenaciones. Años más tarde se aprobó la Ley de Presupuestos de 1907 y tras su consulta podemos saber cuál era el personal de campo con el que contaba la administración forestal en Huesca: 2 Guardas Mayores, 8 Sobreguardas y 18 Peones Guardas. Para 1911 aquellas cifras cambiaron nuevamente quedando del siguiente modo: 2 Guardas Mayores, 11 Sobreguardas y 26 Peones Guardas. Un nuevo documento consultado (1) nos dice que para 1920 el personal adscrito a este Distrito Forestal estaba compuesto por 1 Ingeniero Jefe interino, 2 Ingenieros, 2 Ayudantes, 1 Oficial Administrativo, 1 Guarda Mayor, 1 Sobreguarda y 3 Peones Guardas destinados en las dependencias del mismo ubicadas en la ciudad de Huesca. Prestando el servicio de vigilancia de montes había repartidos por toda la provincia 1 Guarda Mayor más, 10 Sobreguardas y 33 Peones Guardas.
Guardia Forestal hacia 1869 según una acuarela de Juan Topete. Foto: Archivo Cartagra
            Esta misma fuente nos proporciona incluso información sobre cómo estaba repartido ese personal dentro de la provincia:

- Oficina: 1 Ingeniero, 1 Guarda Mayor y 3 Peones Guardas

- Brigada: 1 Ingeniero, 1 Sobreguarda y 3 Peones Guardas. Esta tenía asignados dos términos municipales, con un total de 11 montes que suponían una superficie de 11.335 Ha.

- Sección 1ª: 1 Ingeniero, 1 Ayudante, 6 Sobreguardas y 18 Peones Guardas. Gestionaba los montes de 81 ayuntamientos diferentes que suponían una superficie total de 106.138 Ha.

- Sección 2ª: 1 Ingeniero, 1 Ayudante, 3 Sobreguardas y 12 Peones Guardas.  Tenía adscrito 48 ayuntamientos y gestionaba directamente 136 montes con una superficie de 89.687 Ha.
Guardas Forestales del Distrito Forestal de Huesca hacia 1925. Foto: Archivo Cartagra


Las Divisiones Hidrológico Forestales


            A mediados de 1901, concretamente un 7 de junio, entró en vigor una disposición por la que se pusieron en funcionamiento las Divisiones Hidrológico Forestales en nuestro país. El trasfondo de la misma hay que buscarlo en las numerosas y desastrosas inundaciones sufridas en el Levante español a finales del siglo XIX. Ese fue el caso de las inundaciones de Valencia en 1864, o las de Murcia y Almería de 1879. Sensibilizado por aquella situación, el gobierno del momento pensó que la creación de estas divisiones habría de ser la herramienta perfecta para combatir dichas avenidas. La forma prevista era mediante la aplicación sobre el terreno de diferentes técnicas forestales entre las que habrían de jugar un papel muy importante las correcciones hidrológico forestales. Nuestra provincia quedó enmarcada dentro de la 3ª División de la Cuenca Media del Ebro. 

Sello oficial de la 6ª DHF. 
Foto: Archivo Cartagra

           Cada una de las diez diferentes divisiones que se crearon contaría con personal propio como Ingenieros de Montes, Personal Auxiliar, Capataces, Guardas, Peones de Ordenación y Vigilantes de Repoblaciones. Dentro del Servicio Hidrológico Forestal se creó también una sección dedicada a la recolección y abastecimiento de semillas forestales. Años más tarde un modificación territorial de estas divisiones hizo posible que la provincia de Huesca, junto a las otras dos provincias aragonesas, quedaran englobadas dentro de lo que se denominó 6ª División Hidrológico Forestal (6ª DHF) con sede en la ciudad de Zaragoza. Los montes gestionados directamente por la misma en la provincia de Huesca fueron 25 y entre todos ellos sumaban una superficie de 10.560 Ha. 


            Buena parte del trabajo desarrollado por la 6ª DHF en nuestra provincia ya quedó reflejado en gran medida a lo largo de los diferentes posts de las primeras entregas de este blog. En esos ellos se detallaron parte de los impresionantes trabajos de corrección hidrológico forestal acometidos sobre los cauces de diferentes afluentes del Río Gállego en las inmediaciones de la población de Biescas. En otra futura etapa se abordarán también algunos de los trabajos realizados en la cabecera del Río Aragón, cuyo objetivo principal fue la preservación de la estación internacional de ferrocarril que se construyó en el llano de Los Arañones frente a los aludes de nieve. También la integridad del propio trazado de la vía férrea. Los trabajos realizados tanto en una cuenca como en la otra permitieron poner de relieve la importancia de los mismos para combatir el gran problema que sacudía a grandes extensiones de nuestro país, la erosión, la cual se mostraba mucho más incisiva en estageografía pirenaica de grandes desniveles. La puesta en marcha de estos trabajos, su conclusión y la comprobación sobre el terreno de su elevada eficacia, permitieron que España se colocara durante esos años a la cabeza de las naciones europeas a la hora de tomar medidas eficaces contra la erosión y sus desastrosas consecuencias.


Las primeras repoblaciones forestales

            Ya me he referido a los importantes trabajos de restauración hidrológico forestal realizados por la 6ª DHF en el norte de la provincia oscense. Durante su ejecución se acometieron importantes trabajos de repoblación de los que todavía disfrutamos en la actualidad, tal es el caso de las efectuadas en la cuenca del Barranco de Arratiecho o el de Arás entre otras. 

Carátula del proyecto de repoblación forestal de la Sierra de Alcubierre de 1927. Foto: Archivo Cartagra
            Pero el Distrito Forestal de Huesca, a pesar de contar con unos presupuestos más exiguos, también fue capaz de plantear y acometer alguna repoblación dentro de esta provincia. De entre ellas merece ser destacada las efectuada en el Monte de Utilidad Pública nº 119, La Selva, perteneciente al pueblo de Buesa, dentro de la cuenca del Barranco El Rival. O las acometidas en la Sierra de Alcubierre aprobadas por un Decreto de 2 de junio de 1928, que preveía la repoblación de nada menos que 5.000 Ha en un periodo de diez años que afectaría a terrenos de Alcubierre, Lanaja y Robres (3).

            En el próximo post aportaré algo más de información sobre estas repoblaciones forestales pioneras en nuestra provincia.


            A plantar fuertes zagalas y zagales...







Fuentes y Bibliografía:


(1): Distrito Forestal de Huesca; Trabajo desarrollado por este Distrito durante el Año forestal de 1918 a 1919; Huesca, 1921.

(2): La Guardería Forestal en España; Carlos Tarazona Grasa; Editorial Lumwerg, Madrid, 2.002.

(3): Archivo Servicio Provincial Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca.