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sábado, 20 de septiembre de 2014

Ansó



           En esta ocasión la memoria fotográfica nos traslada a uno de los valles oscenses que mejor ha sabido guardar tanto la identidad de sus habitantes como la de sus construcciones o sus costumbres. Me estoy refiriendo al Valle de Ansó y al pueblo homónimo donde todavía perviven también reminiscencias del ansotano, una variedad dialectal del aragonés que hasta no hace tanto aún hablaban muchos de sus habitantes. Este pueblo también ha resultado ser uno de los últimos bastiones pirenaicos donde el traje tradicional fue usado de forma habitual hasta bien entrado el siglo XX.

Rincón de Ansó fotografiado en 1917 por Adolfo Mas. Foto: Institut Amatller d'Art Hispanic
         La foto antigua que hoy nos ocupa fue realizada por el fotógrafo catalán Adolfo Mas en 1917 y nos muestra un precioso rincón del pueblo de Ansó. El suelo empedrado creando líneas paralelas entre las que las gallinas buscan algo que picotear, las portaladas adoveladas o los pendientes tejados de teja plana, ayudan sobremanera a conseguir ese encanto propio de las escenas de antes. Empezando por la derecha encontramos la sobria fachada de Casa Animetas desde cuyo patio una abuela mira con curiosidad a la vez que con timidez al fotógrafo. Le sigue la fachada de Casa Chudas, pequeña pero provista de una coqueta chimenea troncocónica de estilo propio de esta zona occidental del Pirineo. Llama también la atención sus dos estrechas puertas en arco que ocupan prácticamente todo el espacio de la fachada.  La siguiente casa de este rincón, orientada ahora al este, es Casa Arroyo y de su fachada destaca además de la puerta con arco de dovelas, el grácil y proporcionado balcón de madera. El volumen de este edificio es compartido con Casa Blanquis, algo más discreta y con una chimenea aparentemente atípica para el momento y el sitio.

        He dejado para último lugar la fachada que se nos muestra más de refilón a la izquierda y que corresponde a Casa Cirilo. Obviamente, lo que más llama la atención es la figura humana en plena actividad. Estamos ante un ansotano tocado con sombrero y vestido de chaleco, faja, calzón y alpargata de cáñamo. Es uno de esos trajes que afortunadamente han sabido guardar en los baúles y arcones de muchas casas de este pueblo. Cada año los sacan y los lucen durante la jornada de exaltación del traje típico ansotano. Aprovecho para decir que es tal la cantidad y variedad de trajes tradicionales que se han conseguido conservar en este pueblo que hasta cuenta con un Museo del Traje que bien merece una visita. Volviendo a la figura decir que sus dos manos agarran fuertemente una estral con la que está alisando una cara a un madero delgado.
Interpretación actual de este precioso rincón ansotano. Foto: Archivo Cartagra

          Es muy posible que esa estral estuviera confeccionada por el ferrero de Ansó o de algún otro pueblo no muy lejano. Esa tarea requería golpes certeros, bien orientados y con el ángulo preciso. El madero apoyado de un lado en la fachada, del otro seguramente encontraría el obstáculo certero y previsto de una piedra cruzada del suelo de tal forma que este soportara sin caer al suelo los golpes de la estral. Casi paralelo hay otro madero que no puede apreciarse si tiene ya sacada una cara lisa o no. En suelo y de canto, una escalera es testigo del proceso manual descrito. Seguramente esta sirve de referencia y muestra al ansotano quien precisamente está preparando una nueva escalera de dimensiones similares. Una vez preparadas las dos caras de sendos maderos, el siguiente paso sería echar mano de una barrena y perforar manualmente de forma transversal los dos maderos. Los orificios habrían de estar perfectamente enfrentados y en ellos se empotrarán las diferentes piezas que conformarán los escalones. Seguramente que los maderos laterales grandes serían de pino mientras que para los escalones usaría madera de bucho que es mucho más resistente.


       La imagen actual de este rincón, afortunadamente, no ha cambiado tanto. El empedrado del suelo está modificado según los cánones actuales y las gallinas ya no campan a sus anchas. En su lugar encontramos diferentes macetas cuidadas y regadas con mimo por las dueñas actuales de las mismas casas antes mencionadas. La tapa redonda y metálica de la alcantarilla evidencia también un avance significativo en la salubridad de este pueblo antaño impensable para la mayoría de sus habitantes. Ese mismo cambio hace que hoy en día nadie elabore ya escaleras de madera manualmente. Alguna todavía se guardará pero seguramente todos tendrán en su casa una de aluminio, más ligera y resistente que las de madera. 
El mismo rincón en la actualidad apenas muestra signos evidentes de modificación. 
Foto: Archivo Cartagra
          Las fachadas también han sido ligeramente modificadas. Por ejemplo, la de Casa Animetas ha sido repicada y ahora muestra la piedra a la vista y bien rejuntada. El cambio más evidente en esta casa es que se ha recrecido una altura, seguramente para cubrir las nuevas necesidades de espacio de sus dueños. Seguro que la abuela de la foto antigua estaría bien orgullosa de semejante obra... La fachada de Casa Chudas ha perdido una puertas en arco a cambio de una ventana seguramente para ganar funcionaldad interior en su distribución. Las fachadas de Casa Arroyo y Casa Blanquis por su parte apenas muestran cambios siginificativos pues ambas son una réplica de entonces. En todo caso Casa Blanquis he perdido el rebocado parcial y sin encalar de su fachada para mostrar ahora la piedra rejuntada. Llama la atención la línea divisoria que en la actualidad muestra el tejado de teja cerámica. La misma deja entreveer claramente que ahora cada uno se hace cargo de su porción de tejado. Señalar también que la chimenea de Casa Arroyo ha experimentado un cambio evidente. La fachada orientada al norte de Casa Cirilo muestra nuevos huecos abiertos en la misma, tanto ventanas como una puerta, seguramente para mejorar las condiciones de habitabilidad de su espacio interior.

           Aunque sea unos meses más tarde, aprovecho para ampliar el material fotográfico de este post con alguna nueva imagen repescada que nos muestra nuevas tomas de este mismo rincón ansotano:
Imagen del mismo lugar hacia 1965-70 donde las gallinas, los maderos apilados  o varias puertas abiertas, denotan la actividad rutinaria de este rincón. Foto: Archivo Sicilia


1 comentario:

  1. Ansó es un pueblo que, a pesar de los cambios, se reconoce. Añado unas puntualizaciones sobre los nombres de las casas, un tema cambiante porque esta vivo.
    La casa de la izq. es Casa Sabineta
    Casa Cirilo no se ve en la foto, esta a la espalda del fotógrafo, a la dcha.
    Casa Arroyo fue antes Casa Tomasé, paso a llamarse Arroyo en los años 30 del siglo pasado.

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