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sábado, 28 de febrero de 2015

Memoria de Papel (10)



          Las montañas perinencas han sido para muchos el escenario ideal donde realizar excursiones recorriendo sus valles y cimas. Al mismo tiempo, los pueblos que se intercalan siguiendo los cursos fluviales que nacen en estos montes, siempre han ofrecido una atracción especial a los visitantes. A lo largo de la historia, estos pueblos, valles y cumbres perinencas han sido la excusa para que distintas personas, cargadas de motivaciones diferentes, se hayan dedicado a recorrerlas, explorarlas y divulgarlas. Repasando la bibliografía existente podemos encontrar bastantes ejemplos de lo apuntado. A continuación incluyo un comentario más extendido sobre un par de esas reseñas, que al menos a mi, se me antojan interesantes.


Viaje por el Alto Aragón


           Este libro fue escrito por León J. Buil Giral y publicado en 1997 por la editorial La Val de Onsera. En la introducción su autor nos cuenta como el contenido del mismo está basado en un documento guardado en la biblioteca de un palacio que no he conseguido aclarar cuál es. En la misma se guardaban dos tomos bajo el explícito epígrafe "Noticias de Aragón". Sus páginas albergan numerosos detalles sobre esta tierra pues se estructura como si de un diario de viaje se tratara. Está escrito en 1794 y la autoría del mismo sigue sin estar nada clara. Fue escrito por una persona comisionada por alguna autoridad del momento y oriundo de tierras castellanas posiblemente. Parece ser, según León J. Buil, que el autor del texto original, ya había recorrido en viajes similares otras zonas de España como Cataluña, Navarra o Valencia. Según la mayoría de las pistas, el autor de este trabajo debió ser el Comisario Regio Francisco de Zamora.


De un viaje por el Altoaragón en el siglo XVIII
        Por lo que se refiere al contenido en sí el inicio del viaje que se describe en sus páginas comenzó un 1 de noviembre de 1794 en Monzón. Desde aquí tomó dirección norte llegando a Barbastro el día 7 de ese mismo mes. Una vez visitada la capital del Vero siguió al norte y se encaminó hasta Gráus arribando el día 10. Días después, el 13, llegó a Benasque. Tras apenas dos días conociendo ese valle, el 15 emprendió su marcha hacia Plan llegando el 16 a Bielsa. Después continuó hacia el sur pasando por el Monasterio de San Victorián, Ainsa y Boltaña. Los siguientes lugares que visitó fueron el Valle De Vió, el de La Solana y el de Broto. Este viaje lo concluyó en el Valle de Tena y el Balneario de Panticosa. De cada uno de estos valles hizo una reseña más o menos completa sobre las comunicaciones existentes en esos momentos, que servían para comunicar tanto los valles aragoneses entre sí como con los pasos fronterizos hacia Francia. También se preocupó de señalar algo sobre la actividad ganadera de cada zona que visitaba, la producción de lana y carne, el número de habitantes de los pueblos visitados, los oficios existentes en muchos de ellos o cuanta información recababa de boca de los interlocutores con los que se entrevistaba. Concluiré señalando que según los especialistas, el motivo principal de este viaje no debió ser otro que inspeccionar sobre el terreno el estado defensivo de la frontera perinenca. Así lo confirman los datos fijos que se repitieron para cuantas localidades visitó: guarniciones existentes en cada población, su estado y condiciones en general; descripción y valoración de los medios y obras defensivas o lugares y maneras donde poder avituallarse en caso de conflicto bélico.





Crónica del Pirineo de Huesca


          Este libro corre a cargo de otro viajero con claras ansias por conocer el Pirineo oscense. Está escrito más de trescientos años después y como es fácil imaginar, la motivación del autor de ahora en nada se parece a la del anterior libro. El que ahora nos ocupa se llama Escolástico Medina quien en su día fue un periodista bastante conocido y mediático para su época. Seguró que pocos o ninguno lo conocerán por ese nombre. Sin embargo si señalo su nombre profesional más de uno lo identificara. Tico Medina además llegó a ser un presentador y reportero bastante habitual en aquella incipiente televisión española en blanco y negro. De origen granadino, Tico fue también redactor jefe de la revista Hola, del diario ABC y hasta corresponsal en la guerra de Nigeria de los años 60. Entrevistó también en su momento al mismísimo Che Guevara y hasta Fidel Castro. Con todos estos antecedentes, su pluma y su mentalidad abierta se dejaron llevar por la curiosidad de conocer nuestro Pirineo. Así fue como este hombre, allá por la década de los 60 del siglo pasado, acabó fijándose en nuestro Pirineo aragonés. Este fue un libro "...de testimonio y reportaje" tal cual lo calificó su propio autor, el cual quedó constituido por un buen manojo de crónicas escritas desde diferentes valles de nuestra orografía pirenaica.


...a otro en la segunda mitad del siglo XX
       De esta forma el contenido del libro aborda más de una treintena de crónicas. Tico parte de Huesca capital, nos habla del románico, del Castillo de Loarre y de San Juan de la Peña. De Jaca y su catedral nos lleva a las cuevas de Villanúa, la estación internacional de Canfranc y el ibón de Ip. Completa el recorrido por esta zona de La Jacetania introduciéndose en los valles de Echo y de Ansó. Se adentró después en el valle del río Gállego y nos contó su crónica particular sobre el Balneario de Panticosa o Sallent y los esquiadores para después saltar al valle del Ara. De allí describió Bujaruelo, Ainsa y Bielsa. Así llegó a tierras ribagorzanas donde escribió sobre Benasque y Vallivierna. En estas tierras se detuvo y escribió sobre la caza del sarrio, de la perdiz blanca, del urogallo y del jabalín así como sobre la pesca de la trucha pirenaica. En definitiva, este libro constituye una particular guía del Pirineo oscense escrita desde el personalísimo punto de vista de su autor. Para quien aún le recuerde -yo escasamente- la lectura de estas páginas seguro que le retrotraerá a sus crónicas televisivas de antaño.


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