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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Aurelio Azón Sampietro



          Aprovechando la coyuntura que me ofrecen las últimas entradas de la sección de Memoria Forestal, he creído oportuno dar continuidad al tema pero ahora desde esta otra sección de Memoria de Piel.  Los dos últimas entradas de la Memoria Forestal estuvieron dedicadas a La Emigración Forestal y a La Compra de Pueblos y sus Montes por parte del Patrimonio Forestal del Estado. Así pues, el presente post mantiene una estrecha relación con lo contado en los post antes referidos y servirá para poner rostro y nombre a uno de los muchísimos afectados de aquellos años.
Visita familiar a Casa Franco de Ainielle a finales de los años 80 del siglo pasado. Foto: Cristina Azón
           Aurelio es una de tantas personas que nació y vivió parte de su infancia en el mismo pueblo donde lo habían hecho todas las anteriores generaciones de su familia. Pero el destino guardaba para él, al igual que para el resto de personas afectadas por la política forestal española de aquellos años, un destino bien diferente para el resto de su vidas. Aurelio nació allá por 1929 en el seno de Casa Franco de Ainielle y fue el segundo de tres hermanos. Apenas tuvo tiempo de aprender los caminos y veredas de Ainielle pues en 1951, con 12 años, ya marchó del pueblo. Mientras sus padres pasaban sus últimos años en Ainielle, su hermano Emilio marchó a Ontinar del Salz (Zaragoza) donde obtuvo un lote de tierra como colono. Al poco tiempo ya bajó hasta ese pueblo el resto de hermanos y padres, incluido Aurelio.

          Pero nuestro hombre antes de marchar al sur ya estuvo trabajando en Sabiñánigo como ayudanteven la carnicería La Montañesa. No duró mucho pues al poco tiempo se afirmó como criáu en Casa Ipiens de Biescas. Allí estuvo, junto con otros ocho empleados más, atendiendo entre otras cosas, las más de 150 mulas que por esas fechas tenían en esa casa. Allí siguió trabajando duro hasta que le tocó incorporarse al servicio militar el cual, afortunadamente para él, lo realizó en la Escuela Militar de Montaña de Jaca. A su conclusión ya no regresó a Biescas si no que lo hizo a otro pueblo más cerca de Ainielle. En concreto fue a servir a Casa Malláu de Susin donde fue contratado por Gabriel Villacampa. Poco tiempo después Aurelio decidió que ya era hora de acudir junto a los suyos y se fue para Ontinar del Salz.
Aurelio Azón durante la entrevista que le realicé en su casa de Ontinar del Salz. Foto: Archivo Cartagra

           Hasta ese pueblo de colonización habían emigrado casi de forma simultánea hasta cuatro casas diferentes de Ainielle. Según Aurelio por esas fechas trabajaba en la dependencias del Instituto Nacional de Colonización -INC- una mujer cuyos padres descendían de Casa Juan de Ainielle. Fue precisamente esa mujer la que comunicó a algún vecino de Ainielle la posibilidad de conseguir una plaza de colono en alguno de los nuevos pueblos construidos por ese organismo oficial. Aunque alguien pueda pensar que aquellas familias tuvieron mucha suerte, la realidad se encargó de mostrar lo contrario. La dureza de los primeros años como colono en aquellas tierras incultas quedó puesto de manifiesto por las malas cosechas obtenidas. La alta salinidad de las mismas o las inacabadas obras de la red de acequias de riego tuvieron mucho que ver en la marcha de hasta dos de esas familias llegadas desde Ainielle. Decidieron probar suerte en otro lado y así fue como una marchó a Monzón y otra a Sabiñánigo, donde la pujanza industrial de ambos núcleos ofrecían abundantes posibilidades de empleo en esas fechas.


         Finalmente Aurelio se asentó también en Ontinar de Salz donde ayudó a cultivar las tierras de su hermano Emilio. En 1955 el Instituto Nacional de Colonización sacó a subasta la concesión del bar de este pueblo a la que se presentó. En ella apostó la mayor parte de sus ahorros y tuvo la suerte de que se la adjudicaron a él. Trabajó duro y con los beneficios del bar en 1959 consiguió obtener la propiedad de ese local. Fue entonces cuando aprovechó para construir en la planta superior del bar una vivienda que es donde reside actualmente. En 1960 se casó con su esposa Adoración, natural de Barbenuta (Huesca) con la que tuvo tres hijos. Entre los dos sacaron adelante un negocio al que, seguramente llevados por la añoranza de sus montañas de orígen, acabaron llamando Bar Pirineos. Trabajo y buen hacer no les faltó pues en 1980 Aurelio compró un terreno en Ontinar donde construyó una granja y comenzó a criar sus propios corderos. De esa forma pudo ofrecer carne de calidad en su bar transformado en 1991 ya en restaurante al que dotó de un hogar donde preparaban a la brasa todo tipo de carnes. Y en 1993 hasta compró un lote de tierras en el vecino núcleo de El Temple que actualmente tiene arrendado.
Aurelio y  Adoración detrás de la barra del Bar Pirineos de Ontinar del Salz. Foto: Cristina Azón

           Aurelio tiene ahora 86 años y a pesar de los achaques y la dura vida que ha llevado, no tiene ningún reparo en recordar cuanto acaeció en su intensa vida. Cuenta satisfecho y orgulloso como además de trabajar sin parar, consiguió salir adelante y criar a sus tres hijos. Su memoria ya casi ha olvidado Ainielle a donde hace ya más de veinte años que no regresa. Me cuenta que su hermano mayor cobró 75.000 Pts por la venta de sus propiedades al Patrimonio Forestal del Estado. Al ser preguntado por el episodio de la marcha de Ainielle, Aurelio responde con indiferencia y algo de resignación. Casi diría que se guarda alguna impresión de ese momento para él. Pero para qué insistir y destapar sensaciones que ya casi tenía olvidadas por completo...



PD: Mi agradecimiento tanto a Aurelio Azón como a su hija Cristina por todas las facilidades
      prestadas. 


16 comentarios:

  1. Precioso y emotivo homenaje a uno de tantos personajes de la historia de nuestros pueblos que se vieron obligados a marchar en busca de una nueva vida.
    Testimonios valiosos e imprescindibles que hay que recoger antes de que sea demasiado tarde.
    Muy buena entrada, lo mismo digo de lo que he podido leer hasta ahora del blog. Gran trabajo.
    Saludos.

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    1. Hola Faustino:
      Muchas gracias por tu comentario y por pasarte por mi blog. Vienen bien estas palabras pues hay veces que uno piensa que escribe para nada.
      A plantar fuerte
      Carlos

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  2. Reafirmo lo que dice Faustino,
    Es más que interesante conocer la realidad que hay bajo las cifras de los libros. Ni se te ocurra dudar de seguir escribiendo!
    Salud chavalote!

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  3. Que débil es la memoria... Y qué poco reparamos, los que subimos a esos lugares con un punto de vista urbanita, en los sentimientos, anhelos e historias que cobijan esas ruinas. Como todo lo que nos muestras, precioso relato. Deseando que llegue el día 2 y nos hagas partícipes de éstas y otras historias. A plantar fuerte, mozé, y a seguir dando mal....

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  4. Muchas gracias también a vosotros dos, Oscar y José Miguel, pues me consta que sois fieles seguidores del blog. Lo cierto es que aunque a muchos les parezca mentira, todavía hay temas y asuntos sobre los que apenas se ha produncidado. El binomio repoblaciones y despoblacion es uno de ellos. Y si encima le añadimos un factor más como es la transformación del paisaje, la cosa puede dar para hablar largo y tendido sin parar. Algo contaré al respecto el próximo día 2 en el Centro Cultural Pablo Neruda de Biescas.
    A plantar fuertes zagales...

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  5. Muchas gracias por esta emocionante entrada, testimonio de nuestro pasado. Gracias.

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    1. Muchas gracias a ti por visitar mi blog y por emocionarte. La trayectoria aónima de este hombre es una de tantas sobre las que nadie ha profundizado hasta la fecha.

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  6. Gracias por este artículo, Carlos. ¡Cuánto queda todavía por saber y tanto más por contar! Como bien dice José Miguel, qué facil es confundir nuestro mundo con el que vivieron nuestros antepasados. En estos rincones las piedras hablan, pero no escuchamos o no entendemos lo que nos cuentan. Estos textos nos hacen ser algo menos sordos.

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    1. Gracias a ti por visitar el blog. Lo cierto es que casi siempre tendemos a pensar que lo sabemos todo aunque en realidad sigue habiendo más cosas por descubrir de las que pensamos...

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  7. Me ha encantado tu artículo. Soy de ontinar y conozco la historia de Aurelio así como la de otras tantas familias q llegaron desde todas las partes de España (incluida la mia) y q gracias a su trabajo su constacia y su esfuerzo formaron poco a poco este bonito pueblo.

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    1. Hola:
      Muchas gracias por visitar mi blog. Me alegra saber que te ha gustado este post, máxime teniendo en cuenta que conoces a Aurelio. Como bien dices, la capacidad de trabajo de todos aquellos Colonos y su constancia bien se merecen este sencillo homenaje.
      Decirte que a nivel personal también me resultó muy gratificante este encuentro-entrevista con Aurelio. Noté como me contaba con orgullo y satisfacción todo ese esfuerzo vital, lleno de dificultades y obstáculos, que hoy en día no seríamos capaces de realizar practicamente ninguno.
      A plantar fuerte.

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  8. Excelente artículo sobre mi tío.
    La semilla de los Colonos de Ontinar, continúa. Gracias a ellos nuestro pueblo es admirado y admirable. Para mí fue un orgullo, en Mayo de 2016, como Alcalde reconocer sus méritos nombrándoles Hijos Adoptivos y construyendo un Monumento al Colono. Gracias por vuestro trabajo !!

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    1. Hola Santiago:
      En primer lugar muchas gracias por pasarte por este blog. A continuación decirte que desconocía tal reconocimiento de lo contrario hubiera hecho referencia al mismo. Aprovecho, aunque sea con retraso, para feclicitarte por hacer público ese reconocimiento tan merecido a los colonos pues se lo tienen bien merecido.
      Saludos desde Oliván

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  9. Perdón, Rectifico, el año fue en el 2006, cuando se nombró Hijos Afoptivos de Ontinar de Salz a los Colonos.

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  10. conozco varias historias parecidas. Algunas más sobrecogedoras. Estupendo Blog.

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    1. Gracias JM Campo por visitar mi blog.
      Seguro que hay historias más sobrecogedoras como bien dices. Fueron cientos de personas las que abandonaron sus pueblos de orígen y detrás de cada una de ellas hay una historia por descubrir. Sólo hace falta tiepo y ganas para descubrirlas. Lo malo del asunto es que el tiempo juega en contra de quienes fueron protagonistas en primera persona de aquella etapa.
      A plantar fuerte
      Carlos

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