domingo, 26 de octubre de 2014

Memoria de Papel (8)



              Traigo hoy a la palestra un par de libros, mejor dicho guías, de un autor que en su momento fue bastante prolífico dentro del ámbito nacional. El autor referido fue Cayetano Enríquez de Salamanca, de origen madrileño, quien a lo largo de su vida escribió más de una cincuentena de libros. Nuestra tierra perinenca tuvo la suerte de encontrarse entre las preferencias de este autor pues a la provincia oscense dedicó este autor hasta diez publicaciones diferentes. Muchos de sus libros fueron en gran medida precursores del actual concepto de guía, enfocados principalmente para turistas, excursionistas y montañeros. Por eso, a lo largo de su vida, tal labor le fue reconocida en más de una ocasión y se le concedieron distinciones tanto al mérito turístico como al montañero.



Por el Pirineo Aragonés: Rutas de la Jacetania

  
Joven ansotana ataviada con un traje
tradicional de ese pueblo

            La primera edición de esta guía data de abril de 1974. Su tirada inicial se agotó al poco tiempo y fue nuevamente reeditada en febrero del siguiente año. Esta circunstancia ya nos da una idea de la gran acogida que tuvo entre el público pues no debía ser muy habitual en esas fechas agotar las tiradas tan rápidamente. Este libro estuvo prologado por un periodista muy mediático en nuestro país por aquellas fechas del cual aún guardo un ligero recuerdo. Se llamaba Tico Medina, quien a finales de la década de los sesenta, también escribió un libro sobre el Pirineo aragonés. De él y de ese libro me ocuparé en algún futuro post dentro de esta sección. Pero lo más particular de este libro no fue ni el nombre del prologuista ni la rápida venta de su tirada. Dada la calidad de sus contenidos y las abundantes fotografías realizadas mayormente por el propio autor, este libro fue merecedor de una distinción poco habitual en el ámbito editorial. Así fue como el Ministerio de Información y Turismo acordó en 1974 declarar esta publicación como Libro de Interés Turístico. De esta forma fue como comenzó a forjarse la reputación de este fructífero autor pues no sería este el único reconocimiento que llegaría a obtener.


              A lo largo de sus más de 150 páginas dedicó espacio casi por igual tanto a describir los espacios naturales de esta comarca, como a desgranar todos y cada uno de sus conjuntos arquitectónicos. Se centró especialmente en las construcciones religiosas asentadas al amparo del Camino de Santiago aragonés, dedicando un especial énfasis al Monasterio de San Juan de la Peña, a la Catedral de Jaca o al conjunto de iglesias de Serrablo. La lectura de sus páginas enseguida mostrará al lector que, aunque parezca que no hace tanto tiempo de su publicación, sus fotografías rápidamente nos advertirán de nuestro error. Serán ellas precisamente, tanto las realizadas por él mismo como por su colaborador habitual en estas lides, Antonio González Sicilia -más conocido como Foto Sicilia-, las que nos confirmen cómo los paisajes se han ido transformando a costa del transcurso del tiempo.



Por el Pirineo Aragonés: Rutas del Sobrarbe y la Ribagorza


               Se trata de un libro de características muy similares al anterior, pues no obstante, compartieron la época de publicación, el diseño y hasta la misma serie. La primera edición es de diciembre de 1974 y en mayo de 1976 se publicó una nueva edición. Este libro comparte un nuevo punto en común con el anterior pues esta también fue distinguido por el Ministerio de Información y Turismo en 1975 como Libro de Interés Turístico.


Atractiva fotografía de las Agujas de 
Perramó como sugerente portada
              En sus más de 170 páginas este libro nos muestra de forma muy gráfica, 53 ilustraciones a todo color, 158 en blanco y negro y 8 mapas, las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza. Como en el anterior libro, en este también se extiende ampliamente en los valores arquitectónicos de ambas comarcas así como en las posibilidades que  sus recursos naturales. En esta guía, al igual que en la anterior, su autor ya echa mano la fotografía aérea sobre la cual incluye leyendas aclarativas, todo un avance para esas fechas. Otro tanto debe afirmarse por la inclusión de alguna fotografía panorámica de varios macizos montañosos en las cuales aparece también el nombre de las cumbres principales.  Cabe recordad aquí que ambas cuestiones, tan habituales en la actualidad, no siempre estuvieron al alcance ni de los autores ni de las editoriales. Por eso, su inclusión en estas publicaciones supuso seguramente todo un alarde de medios y un atractivo añadido importante de cara al lector-comprador. Quizás debieron ser estas innovaciones las que tuvieran que ver en gran medida con la distinción ministerial antes reseñada. Fuera así o no, lo cierto es que estas guías ayudaron en gran medida a mostrar una provincia muy poco conocida hasta entonces.


sábado, 11 de octubre de 2014

Fiscal



           En esta ocasión os propongo un nuevo viaje a través del tiempo que nos llevará a la localidad sobrarbense de Fiscal. Lo hago de la mano de una imagen tomada aproximadamente hacia 1910 por M. Arribas y editada por A. Larrosa. Desconozco si el editor de la misma tenía algún vínculo con el pueblo de Fiscal donde este segundo apellido es tan habitual en la actualidad.
Aspecto que presentaba Fiscal hacia 1910. Foto: M. Arribas

            En esta imagen podemos contemplar una vista parcial de Fiscal en la que destaca la bella factura de su puente medieval de al menos cuatro arcadas. Esta infraestructura siempre ha resultado imprescindible en cualquier pueblo asentado a ambos lados de un curso fluvial. Lo que ya no resulta tan habitual por estos lares es que su construcción sea tan antigua y esbelta como en este caso. A la izquierda del puente destacan los volúmenes principales de dos construcciones a cual más importante para los habitantes de este pueblo. La que está pegada al estribo izquierdo del puente es el molino de Fiscal construido, según indica el dintel de su puerta de entrada, en 1906. Seguramente en la planta superior tendrían su morada en algún momento el molinero y su familia mientras que en la planta baja estaría el molino y toda su maquinaria. El agua que movía sus grandes piedras sería tomada aguas arriba de este punto en el mismo cauce del río Ara y conducida por medio de una acequia hasta el rodezno del molino. El agua al chocar con fuerza contra lo cangelones que conformaban el rodezno, haría girar la gran piedra circular granítica. De esta forma se molieron mientras estuvo en funcionamiento cientos de talegas de grano, que una vez convertidas en harina, dieron de comer a todas las familias de Fiscal y redolada. Seguramente, durante muchos años, el trasiego de machos cargados con sacos y talegas de grano o harina formarían también parte del paisaje de esta foto antigua. Si nos fijamos con detenimiento aún podremos observar como en el momento de realizar la foto que nos ocupa, el molino no debía funcionar pues muestra como la corriente de agua es devuelta directamente al cauce del río Ara antes de llegar al rodezno. A la izquierda del molino también se intuye una traza lineal que debe corresponderse con el recorrido de la acequia por donde discurría el agua una vez que ya había cumplido con su cometido principal.


            Si básico era el molino para los habitantes de Fiscal pues gracias a él conseguían moler y elaborar pan casi a diario, no menos importante resultaba para esos hombres y mujeres disponer de la Ermita de Jesús dentro del mismo casco urbano. Debió funcionar seguramente como complemento a la iglesia de Fiscal dedicada a la Virgen de la Asunción y entre las dos cubrirían sobradamente las necesidades religiosas de sus habitantes garantizándoles seguramente una conciencia tranquila. No debemos olvidar que la fe y la religión fueron durante muchos siglos la menor forma de superar una vida tan sacrificada y llena de creencias de todo tipo.
Algunos de los principales cambios actuales en el mismo escenario. Foto: Archivo Cartagra

            Si nos centramos en la toma actual enseguida nos damos cuenta que falta el puente. No es que haya desaparecido. Simplemente está oculto detrás de la vegetación aunque cabe señalar que su aspecto cambió considerablemente hace ya muchos años. Durante la pasada Guerra Civil resultó destruido en plena retirada del ejército republicano hacia el este. Posteriormente fue reconstruido aunque perdió su aspecto medieval original y en la actualidad sobre su firme circulan los vehículos que entran y salen de Fiscal. En cambio, se mantienen prácticamente intactos tanto el molino como la Ermita de Jesús aunque ahora rodeadas de nuevas construcciones. El molino fue rehabilitado hace unos cuantos años y junto a él, en el exterior, colocaron un batán que fue traído del vecino pueblo de Lacort. Como este pueblo estaba previsto que acabara siendo inundado por el embalse de Jánovas, con muy buen criterio hace ya tiempo que dicho batán se trasladó a Fiscal para evitar su pérdida y para que pudiera ser contemplado por todo el mundo.

            El volumen de más a la derecha de la foto actual era donde antaño los de Casa Villacampa tenían las cuadras y el yerbero. En la actualidad esa función ha dejado paso a una casa reconvertida en apartamentos turísticos. Otro tanto sucede con el gran tejado que se intuye al fondo pues se trata de la antigua granja de Casa Castiella transformada actualmente en más apartamentos. Detrás de los chopos de la izquierda apenas se intuyen pero se asientan otras construcciones entre las que se encuentran otras casas así como la escuela de Fiscal.
El núcleo de Fiscal en la actualidad, semioculto por la vegetación. Foto: Archivo Cartagra

            Para concluir con la descripción de la toma actual cabe señalar la ubicación al fondo y sobre un suave collado del pueblo de Lardiés. Al fondo del todo y a la izquierda se nos muestra un collado muy pronunciado que se recorta contra el cielo. Se trata del Collado Fenés y al otro lado del mismo se abre un pequeño valle donde se ubica la abandonada Pardina de Fenés. Mientras, la cota más elevada de la esquina superior derecha se la conoce como la Punta Berroy. Merece la pena observar con detenimiento como toda la ladera que desciende desde esta cota hasta el mismo pueblo de Fiscal, presenta una capa arbórea bastante desarrollada. Todo este solano muestra actualmente un bosque continuo conformado principalmente por cajicos y pinos. Los escasos campos y articas que en su día se asentaban en su parte baja hace mucho tiempo que dejaron de ser cultivados debido a la escasa rentabilidad de sus tierras.






(*) Mi agradecimiento personal a Miguel Bellosta Lardiés de Casa Bautista de Fiscal por aclararme cuantas dudas le plantee. Si os acercáis por Fiscal no dudéis en visitar el bar-restaurante Hostal Río Ara que él gestiona donde podréis degustar la estupenda comida del país que allí elaboran con esmero.

jueves, 2 de octubre de 2014

Los Semilleros en Huesca



Los Semilleros en Huesca
            Siguiendo el orden lógico a la hora de abordar la creación de la infraestructura forestal que necesitó el PFE, en la presente entrada hablaré de aquellas cuyo objetivo no fue otro más que conseguir las semillas necesarias. En la base de aquél complejo engranaje forestal, este organismo se encontró con la obligación de solventar la necesidad de conseguir ingentes cantidades de semillas. Estas habrían de corresponder a diferentes especies pues las dispares ubicaciones de los terrenos a repoblar, encuadrados en diferentes zonas geográficas y climáticas, obligaba a contemplar desde un principio tal variedad de ambientes. 
Gráfico con la producción de semillas en España entre 1940 y 1952. Foto: Archivo Cartagra

Semilleros


            Para que los viveros pudieran comenzar su actividad resultó obligado disponer previamente de cantidades suficientes de semillas de las cuales obtener posteriormente las plantas a criar en los viveros. Hasta ese momento tal labor había estado encomendada a la Sección de Repoblaciones de la Dirección General de Montes cuyas necesidades habían sido más bien escasas. Solamente había tenido que cubrir las necesidades de semillas de alguna división hidrológica y de algún distrito forestal. Para dar salida a la nueva situación, el PFE decidió crear a principios de 1943 dentro del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias una sección que denominó Genética y Ensayo de Semillas. Con el paso del tiempo pasó a denominarse Sección de Semillas. A ella se le asignó el cometido de organizar un servicio para la obtención de cuantas semillas fueran necesarias. Las semillas que más se iban a necesitar correspondían básicamente a dos grandes grupos coníferas y frondosas. Dentro del primero se encontraban las semillas de diferentes clases de pinos: carrasco, pinaster, silvestre, laricio insigne y piñonero. También habrían de ser necesarias semillas de abeto y de ciprés. En el segundo grupo, menos numeroso, se encontraban las semillas de eucalipto, de haya y de roble entre otras.


           En el cuadro que se inserta a continuación se incluye la evolución de las cifras globales de producción nacional durante los primeros de funcionamiento de este servicio:
Año
Resinosas
Frondosas
Total
1940-41
45.000
--
45.000
1941-42
72.667
23
72.690
1942-43
211.211
494
211.705
1943-44
403.849,2
5.621,8
409.471
1944-45
416.471
8.740,4
425.211,4
1945-46
387.008,8
16.935,7
403.944,5
1946-47
350.708,5
12.277,4
362.985,9
1947-48
388.473,5
12.373,6
400.847,1
T O T A L E S
2.275.389 Kgs
56.465,9 Kgs
2.331.854,9 Kgs

Producción de semillas de coníferas por provincias
durante el periodo 1949-1952. Foto: A. Cartagra
           Al anterior cuadro tan sólo habría que añadir las semillas que por imposibilidad de conseguirlas dentro del territorio nacional, el PFE tuvo que recurrir a adquirirlas fuera de nuestro país. Este fue el caso de los 30.611,13 kg de resinosas y los 678,3 kg de frondosas comprados en 1946-47 y los 152 kg de resinosas y 20 Kg de frondosas comprados en 1947-48. Se ha podido averiguar la procedencia y la especie de alguno de esos pedidos al extranjero. En 1946-47 el PFE adquirió 100 Kg de semilla de pícea en Jönköping (Suecia), 500 Kg de semilla de pino laricio variedad austriaca en Roma (Italia), 150 Kg de semilla de Eucaliptus globulus en Espinho (Portugal) o 25 Kg de semilla de Ulmus campestris en Casa H. Brothers de New York (EE UU). En 1947-48 se adquirieron pequeñas cantidades de semilla de diferentes especies de eucalipto en Camberra (Australia), 150 Kg de semilla de alerce al servicio forestal italiano o 20 kg de semilla de acacia al de Portugal. También se ha podido documentar que antes de esas fechas, concretamente en abril de 1944, el Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias (IFIE) compró 4,56 Kg de semillas de Larix europaea en Alemania. Ese total se repartía en hasta 41 lotes diferentes que a su vez correspondían con otras tantas procedencias dentro del territorio germano. Parece ser que salieron diferentes lotes en los que la semilla resultó tener "escasa facultad germinativa" y otros contenían "semilla vana" o nula (1).



La recolección de semillas forestales


            Para el periodo que va desde 1943 hasta 1948, la producción de semillas en nuestra provincia alcanzó unas cifras bastante discretas. Así lo demuestran los 1.217,2 Kg de resinosas y los 29 kg de frondosas. Estas últimas fueron recogidas durante el año 1945-46 y no se ha podido concretar a qué especies correspondieron.

          Se ha localizado un documento que data de octubre de 1946 (1) gracias al cual podemos obtener nueva información sobre esta cuestión en nuestra provincia. A principios de octubre de ese año el IFIE ordenó al responsable de la 6ª División Hidrológico Forestal en Zaragoza el envío de determinadas semillas a diferentes distritos forestales españoles. Resulta que toda la semilla a repartir era de abeto que había sido recogida en diferentes puntos del Pirineo aragonés. En total se enviaron unos 250 kg de semillas de abeto hasta quince destinos diferentes. Destacan los 100 kg enviados al Servicio Forestal de la Diputación de Lugo, 20 kg al Distrito Forestal de Guipúzcoa y otros tantos a la Diputación Provincial de Orense o los 50 kg al Distrito Forestal de Burgos, concretamente a Hontoria del Pinar. Llegados a este punto sólo se me ocurre pensar el importante esfuerzo humano que debió suponer conseguir tan elevado número de kilos.
Operario recogiendo piñas de abeto en el monte Lierde de Villanúa (Huesca). Foto: Archivo Cartagra

           Un ejemplo de este esfuerzo nos lo muestra un nuevo documento (1) de mayo de 1946 y tras su consulta puede decirse, que según el Celador encargado de la sequería de Villanúa, que ese año se habían obtenido en esa instalación nada menos que 282 kg de semillas de pino silvestre. El reparto de los mismos, siguiendo las indicaciones recibidas del IFIE, fue el siguiente: 75 kg a Zaragoza, 50 kg a la 4ª División de Madrid, 103 kg a las diferentes secciones forestales de la provincia de Huesca, 4 kg al vivero de Ateca (Zaragoza), 8 kg a Pobla de Segur (Lérida), 25 kg a Confederación Hidrográfica del Ebro en Zaragoza, 13 kg al vivero de La Peña en Huesca, 5 kg al vivero de Villaroya (¿Teruel?) y 24 kg a la Diputación de Alava.
El consumo de semillas forestales

            Pero como es fácil imaginar, los forestales oscenses también necesitaron recurrir a otros servicios forestales del país para garantizarse el correcto funcionamiento de los viveros que poco a poco había comenzado a poner en funcionamiento el PFE en nuestra provincia. Tal cuestión queda de manifiesto en un documento consultado (1) en el que a principios de noviembre de 1946 se solicitaron al Servicio de Semillas del IFIE más de 600 kg de semillas. El volumen principal correspondió a semillas de pino silvestre que había de enviarse, entre otros lugares, a las estaciones de tren de Jaca, Castiello de Jaca y Sabiñánigo. En menor cantidad se contempló el envío de 30 kg de semilla de pino laricio a esas mismas estaciones de tren. A la de Canfranc se envió además 30 kg de pino negro, 20 kg de alerce y 10 kg de Pinus cembra. Caben destacar también los 5 kg de semilla de pino insigne y los 10 de encina con destino a la estación ya citada de Jaca. En este mismo documento se señalaba un consumo medio para cada área de vivero de unos 2,5 kg de semilla. A principios de 1946 se habían pedido para el Vivero La Victoria de Jaca un kilo de semilla de las siguientes especies: tejo, cedro atlántico y cedro deodara.
Relación con las necesidades de semillas para los viveros de la 6ª División Hidrológico Forestal para 1947, organismo englobado ya entonces dentro del PFE. Foto: Archivo Cartagra


           Como resumen final de cuál fue el consumo de semillas en nuestra provincia, he elaborado un cuadro con los datos publicados en un interesante libro (2) y que incluyo a continuación. Sólo incluye los cuatro primeros años de funcionamiento del PFE pero su consulta ya permite comprobar el aumento progresivo del consumo de semillas, y con él, el incremento proporcional de la repoblaciones forestales que se llegaron a ejecutar durante ese periodo de tiempo así como las especies más empleadas en las mismas:


Pino  Silvestre
Pino Carrasco
Pino Pinaster
Pino  Laricio
Pino Laricio var. austriaca
TOTALES
1949
38 kg
50 kg
--
--
--
88 kg
1950
--
20 kg
40 kg
--
--
60 kg
1951
100 kg
880 kg
--
390 kg
--
1.370 kg
1952
75 kg
763 kg
20 kg
61 kg
450 kg
1.369 kg
TOTALES
213 kg
1.713 kg
60 kg
451 kg
450 kg
2.887 kg




Fuentes y Bibliografía:


(1): Archivo Servicio Provincial Medioambiente de Huesca

(2): Patrimonio Forestal del Estado; Memoria-Resumen 1940-1949