En esta ocasión la memoria
fotográfica nos traslada a uno de los valles oscenses que mejor ha sabido
guardar tanto la identidad de sus habitantes como la de sus construcciones o
sus costumbres. Me estoy refiriendo al Valle de Ansó y al pueblo homónimo donde todavía perviven también
reminiscencias del ansotano, una
variedad dialectal del aragonés que hasta no hace tanto aún hablaban muchos de
sus habitantes. Este pueblo también ha resultado ser uno de los últimos
bastiones pirenaicos donde el traje tradicional fue usado de forma habitual
hasta bien entrado el siglo XX.
Rincón de Ansó fotografiado en 1917 por Adolfo Mas. Foto: Institut Amatller d'Art Hispanic |
He dejado para último lugar la
fachada que se nos muestra más de refilón a la izquierda y que corresponde a Casa Cirilo. Obviamente, lo que más
llama la atención es la figura humana en plena actividad. Estamos ante un
ansotano tocado con sombrero y vestido de chaleco, faja, calzón y alpargata de
cáñamo. Es uno de esos trajes que afortunadamente han sabido guardar en los
baúles y arcones de muchas casas de este pueblo. Cada año los sacan y los lucen
durante la jornada de exaltación del traje típico ansotano. Aprovecho para
decir que es tal la cantidad y variedad de trajes tradicionales que se han
conseguido conservar en este pueblo que hasta cuenta con un Museo del Traje que bien merece una visita. Volviendo a la figura decir que sus dos manos agarran fuertemente una
estral con la que está alisando una cara a un madero delgado.
Interpretación actual de este precioso rincón ansotano. Foto: Archivo Cartagra |
Es muy posible que esa estral
estuviera confeccionada por el ferrero de Ansó o de algún otro pueblo no muy
lejano. Esa tarea requería golpes certeros, bien orientados y con el ángulo
preciso. El madero apoyado de un lado en la fachada, del otro seguramente
encontraría el obstáculo certero y previsto de una piedra cruzada del suelo de
tal forma que este soportara sin caer al suelo los golpes de la estral. Casi
paralelo hay otro madero que no puede apreciarse si tiene ya sacada una cara
lisa o no. En suelo y de canto, una escalera es testigo del proceso manual
descrito. Seguramente esta sirve de referencia y muestra al ansotano quien
precisamente está preparando una nueva escalera de dimensiones similares. Una
vez preparadas las dos caras de sendos maderos, el siguiente paso sería echar
mano de una barrena y perforar manualmente de forma transversal los dos
maderos. Los orificios habrían de estar perfectamente enfrentados y en ellos se
empotrarán las diferentes piezas que conformarán los escalones. Seguramente que los maderos laterales
grandes serían de pino mientras que para los escalones usaría madera de bucho que es
mucho más resistente.
La imagen actual de este rincón,
afortunadamente, no ha cambiado tanto. El empedrado del suelo está modificado
según los cánones actuales y las gallinas ya no campan a sus anchas. En su
lugar encontramos diferentes macetas cuidadas y regadas con mimo por las dueñas
actuales de las mismas casas antes mencionadas. La tapa redonda y metálica de la alcantarilla evidencia también un avance significativo en la salubridad de este pueblo antaño impensable para la mayoría de sus habitantes. Ese mismo cambio hace que hoy en día nadie elabore ya escaleras de madera manualmente. Alguna todavía se guardará pero seguramente todos tendrán en su casa una de aluminio, más
ligera y resistente que las de madera.
El mismo rincón en la actualidad apenas muestra signos evidentes de modificación. Foto: Archivo Cartagra |
Las fachadas también han sido ligeramente modificadas. Por ejemplo, la de Casa Animetas ha sido repicada y ahora muestra la piedra a la vista y bien rejuntada. El cambio más evidente en esta casa es que se ha recrecido una altura, seguramente para cubrir las nuevas necesidades de espacio de sus dueños. Seguro que la abuela de la foto antigua estaría bien orgullosa de semejante obra... La fachada de Casa Chudas ha perdido una puertas en arco a cambio de una ventana seguramente para ganar funcionaldad interior en su distribución. Las fachadas de Casa Arroyo y Casa Blanquis por su parte apenas muestran cambios siginificativos pues ambas son una réplica de entonces. En todo caso Casa Blanquis he perdido el rebocado parcial y sin encalar de su fachada para mostrar ahora la piedra rejuntada. Llama la atención la línea divisoria que en la actualidad muestra el tejado de teja cerámica. La misma deja entreveer claramente que ahora cada uno se hace cargo de su porción de tejado. Señalar también que la chimenea de Casa Arroyo ha experimentado un cambio evidente. La fachada orientada al norte de Casa Cirilo muestra nuevos huecos abiertos en la misma, tanto ventanas como una puerta, seguramente para mejorar las condiciones de habitabilidad de su espacio interior.
Aunque sea unos meses más tarde, aprovecho para ampliar el material fotográfico de este post con alguna nueva imagen repescada que nos muestra nuevas tomas de este mismo rincón ansotano:
Aunque sea unos meses más tarde, aprovecho para ampliar el material fotográfico de este post con alguna nueva imagen repescada que nos muestra nuevas tomas de este mismo rincón ansotano:
Imagen del mismo lugar hacia 1965-70 donde las gallinas, los maderos apilados o varias puertas abiertas, denotan la actividad rutinaria de este rincón. Foto: Archivo Sicilia |
Ansó es un pueblo que, a pesar de los cambios, se reconoce. Añado unas puntualizaciones sobre los nombres de las casas, un tema cambiante porque esta vivo.
ResponderEliminarLa casa de la izq. es Casa Sabineta
Casa Cirilo no se ve en la foto, esta a la espalda del fotógrafo, a la dcha.
Casa Arroyo fue antes Casa Tomasé, paso a llamarse Arroyo en los años 30 del siglo pasado.