viernes, 28 de noviembre de 2014

Los Sequeros



            Se trata de una instalación cuyo principal cometido fue la obtención de las semillas necesarias para el correcto funcionamiento de otra instalación forestal básica, los viveros. Como su nombre indica, su función era la de secar semillas de diferentes especies mediante la aplicación de calor. Dentro de los sequeros pueden distinguirse dos clases: el sequero solar y el sequero artificial. El primero usa única y exclusivamente la radiación solar como elemento calentador. Para ello, alrededor del edificio principal solía haber una serie de superficies acondicionas o eras en las que se extendían las piñas, los gálbulos o los frutos de donde se querían extraer las semillas. Para conseguir su secado progresivo al sol era necesario removerlos manualmente cada cierto tiempo. En su día este tipo de sequeros fueron mucho más frecuentes en la mitad sur del país donde la climatología resulta mucho más aparente para este fin. El otro tipo de sequeros fueron los denominados artificiales y se trató de unas instalaciones de más envergadura que las anteriores pues incluían una maquinaria más compleja. Dado que el mayor porcentaje de repoblaciones efectuadas en nuestro país se realizó con especies coníferas, los sequeros artificiales fueron los más numerosos pues podían funcionar durante todo el año independientemente de la meteorología que hiciera y así obtener un mayor volumen de semillas.
 Sequero solar y piñas extendidas al sol en la Sierra de Cazorla (Jaén). Foto: Archivo Cartagra

            El Patrimonio Forestal del Estado (PFE) tuvo que planificar la construcción de toda una red de sequeros para garantizar al máximo el correcto funcionamiento de una no menos importante red de viveros la cual también tuvo que planificar prácticamente desde cero. Si los viveros no podían alcanzar la plena producción de planta por falta de semillas suficientes, se podría llegar a poner en peligro los plazos del ambicioso plan de repoblación nacional planteado por el PFE. Para designar la ubicación de los sequeros hubo que tener en cuenta diferentes cuestiones que no siempre resultaron fácil de conseguir sobre el terreno. En primer lugar había que tener clara cuál era la semilla que interesaba obtener para a partir de allí buscar donde se encontraban las masas boscosas más aparentes de la especie en cuestión. Delimitada la localización geográfica de estos bosques había que concretar cuál era la ubicación ideal para esta instalación. Era entonces cuando el PFE comprobaba si disponía allí de terrenos propios o si bien debía plantearse su adquisición. Esta circunstancia suponía un gasto extra que debía ser autorizado previamente por la dirección de este organismo en Madrid. La primera relación de sequeros artificiales disponible en España queda condensada en el siguiente cuadro (1):
Provincia
Término Municipal
Nº de aparatos
Especie
Ávila
Navarredonda
1
Pino silvestre
Ávila
Peguerinos
2
Pino silvestre
Cuenca
Cuenca
2
Pino laricio
Cuenca
Monteagudo
1
Pino laricio
Cuenca
Villalba
1
Pino laricio
Guadalajara
Condemios
2
Pino silvestre
Guadalajara
Orea
1
P. laricio y silvestre
Guadalajara
Villanueva
1
Pino laricio
Jaén
Cazorla
5
Pino laricio
Jaén
Siles
4
Pino laricio
Segovia
La Granja
1
Pino Silvestre
Soria
Abéjar
2
Pino silvestre
Tarragona
La Cenia
1
P. silvestre y laricio
Teruel
Mora Rubielos
1
Pino laricio
Teruel
Torres
1
Pino silvestre
T O T A L E S

   26 aparatos


Su funcionamiento


          El calor en estos sequeros había que producirlo de forma artificial para lo cual resultaba imprescindible dotar a estas instalaciones de al menos una caldera o estufa grande. Hubo instalaciones mucho más complejas como las de Jaén, Ávila o Soria en las que se instalaron varias de estas calderas. A cada una se le acoplaba uno o varios ventiladores de grandes dimensiones para conseguir que el calor completara un circuito cerrado. A lo largo de este recorrido el calor resecaba las diferentes tolvas o bandejas donde se habían depositado las piñas, gálbulos o frutos que se querían secar. El material de combustión empleado fue generalmente las propias piñas una vez desprovistas de los preciados piñones.
Aspecto de una estufa y del ventilador. Al fondo las piñas ya vacías listas para ser quemadas. 
Foto: Archivo Cartagra


            La mayoría de los sequeros artificiales se dedicaron a obtener básicamente semillas de diferentes especies de resinosas. Esto implicó que se llegaran a manejar cantidades industriales de piñas lo cual requirió a su vez unas instalaciones amplias y con capacidad de almacenaje suficiente. Al mismo tiempo, estas instalaciones necesitaron disponer de una mano de obra especializada para conseguir así rentabilizar al máximo la producción de semillas. Cabe recordar que todos los trabajos eran básicamente manuales por lo que la mano de obra local siempre resultó imprescindible. Esta fue básica también a la hora de limpiar las semillas obtenidas tras someter las piñas al proceso de secado. Al abrirse estas por efecto del calor aplicado también era habitual la aparición de otros restos vegetales que era necesario eliminar. Hasta que se extendió el uso de máquinas especializadas en la limpieza de las semillas, esta parte siempre se realizó de forma manual.  
 Vista del interior de un sequero con la piña acumulada pendiente de ser secada. Foto: Archivo Cartagra

            Una vez que se tenían las semillas totalmente limpias resultaba de gran importancia asegurarse del perfecto estado sanitario de las mismas. Si no estaban perfectamente secas podían surgir procesos de enmohecimiento que echaran a perder las semillas y con ello todo el trabajo y esfuerzo previo. También había que garantizar que sobre las mismas no actuara ningún tipo de bacteria o insecto. Para evitar en la medida de lo posible todas esas situaciones, la semilla totalmente limpia y perfectamente seca se introducía generalmente en unas cámaras frigoríficas. Allí se guardaba la semilla en bidones metálicos cerrados herméticamente de donde salían solamente una vez conocido el destino final de la semilla.


Los sequeros en Huesca


          Si bien en el listado anterior no aparece ningún sequero artificial en nuestra provincia, lo cierto es que sí que llegaron a funcionar varios de ellos en la misma. En el Valle del Aragón, concretamente en Villanúa existió en su día un sequero que inicialmente fue solamente solar. Se tiene constancia de su existencia desde 1909 aunque fue a partir de 1933 cuando se modernizaron sus instalaciones convirtiéndolas entonces en un sequero artificial. Esta instalación constaba de tres módulos unidos en un sólo edificio. En el primero se ubicaba la estufa del secadero mientras que en el módulo central se encontraba el depósito de semillas y la maquinaria para la extracción y limpieza de los piñones. En el último modulo funcionó durante algún tiempo un laboratorio para el estudio de la piña y los piñones. Este sequero hace muchos años que dejo de funcionar como tal pues desde 1988, fecha en que el Gobierno de Aragón cedió esta construcción y otras próximas a los Salesianos de Huesca, funciona como una colonia veraniega. 
Aspecto del sequero de Sarvisé en la actualidad. Foto: Eva Nuez

            A finales de marzo de 1948 el propio director General de Montes se dirigió por escrito al responsable del Distrito Forestal en Huesca. En su carta le solicitó la máxima diligencia para la construcción de varios sequeros de calor artificial pues la demanda de semilla en nuestro país no permitía cubrir las necesidades con los entonces existentes (2). Estos debían de ubicarse teóricamente cerca de zonas donde hubiera próximas entre sí masas de una superficie aproximada de 10.000 Ha y bien comunicadas. 


Jornales y recolección de semillas


          Aragüés del Puerto fue uno de los pueblos donde finalmente se construyó uno de esos sequeros. Tras consultar varia documentación referente al mismo (2), sabemos que por la recolección de 104 kg de piña de pino silvestre, el Distrito Forestal de Huesca pagó a su recolector en marzo de 1951 un total de 73,50 Pts. Ese mismo mes se le pagó a Julián Algueta, de Hecho, 148 Pts por transportar piñas en su carro hasta esta sequería. A este sequero llegaron piñas de muchos puntos de la provincia oscense tal cual atestiguan algunos albaranes consultados: Fiscal, Linás de Broto, Rasal, Villalangua, Ansó, Aisa, Jaca o Sabiñánigo. No he podido aclarar cuantos obreros había en la sequería de Labati, pero se sabe que en enero de 1949 se pagaron 1.121,86 Pts en concepto de jornales.
Listilla confeccionada durante la construcción del sequero de Ansó, en 1955. Foto: Archivo Cartagra
            La presencia de estas instalaciones forestales permitió la generación de numerosos jornales que beneficiaron directamente a la población local pues resultaron ser un estupendo complemento a sus ingresos habituales derivados de su actividad principal en la agricultura y la ganadería. En nuestra provincia se contó también con sequeros en Ansó y Sarvisé. Estos sequeros ya comenzaron a generar beneficios en la zona donde se ubicaban desde el mismo instante del inicio de sus trabajos de construcción. Así, en el sequero de Ansó se invirtieron durante la primera quincena del mes de septiembre de 1954 un total de 9.970 Pts correspondientes a 176,5 jornales. Los apellidos de la gran mayoría de personas que aparecen en estas listillas corresponden claramente a hombres del valle del Ara tal y como delatan sus apellidos. Según las listillas consultadas, estos trabajos se extendieron durante cerca de dos años, 1954 y 1955. En función de las categorías, los jornales que se pagaban oscilaban entre las 85,70 Pts del capataz, 75 Pts del cantero, 60 de los albañiles, 34,30 de los obreros o las 21,43 Pts del pinche. Las obras de este sequero no debieron concluir hasta finales de 1955. Para concluir, señalar que por esas mismas fechas se estaba construyendo también el sequero de Sarvisé antes referido. De estos trabajos también he tenido oportunidad de consultar algunas de las listillas de jornales que difieren en bien poco de las anteriores (2).





Fuentes y bibliografía


(1) Patrimonio Forestal del Estado, Memoria-Resúmen 1940-1949
(2) Archivo Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca


2 comentarios:

  1. Muy interesante, sí señor, como siempre. Yo tengo un antepasado nacido en un pequeño pueblo llamado Sequeros, en la Peña de Francia (Salamanca). Igual el nombre del pueblo proviene de lo que nos cuentas…. Cordiales saludos!

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    1. Gracias por tu comentari Oscar... Cúidate y seguimos leyéndonos...

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