Estamos ante uno de esos fotógrafos
poco conocidos para la gran mayoría de los mortales. Sin embargo, los amantes
de la fotografía antigua conocen de sobras su obra y trayectoria. Debo
reconocer que hasta no hace demasiado tiempo yo tampoco lo conocía y si había
visto alguna de sus fotos no la había sabido identificar. Y es algo harto fácil
de conseguir pues este autor siempre firmó sus fotografías de una forma bien
clara y característica. Creo que fue la sorpresa personal que me causó su descubrimiento
lo que hace que me haya decantado por él para esta primer reseña. Con ella
estreno dentro de la Memoria Fotográfica de mi blog una serie de posts intercalados que dedicaré a algunos de los fotógrafos de antaño que recorrieron y fotografiaron el Pirineo aragonés.
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Vista de Torla hacia 1930 y su típica firma en la esquina inferior derecha. Foto: Archivo Zerkowitz |
Nuestro hombre se llamaba Adolf Zerkowitz y era de origen centro europeo,
más concretamente de Viena (Austria), donde nació en 1884. El estallido de la
1ª Guerra Mundial le cogió fuera de su país y finalmente acabó recalando en
España. A pesar de aquél serio imprevisto su estancia en España le permitió
conjugar perfectamente sus dos aficiones principales: la fotografía y la montaña.
Fue capaz de combinar ambas de forma magistral pues
comenzó a ganarse la vida trabajando como fotógrafo independiente de postales y paisajes. Sus primeras fotos
las realizó en la Abadía de Montserrat (Barcelona) y continuó recorriendo con
su cámara un número importante de pueblos de toda Catalunya. De esta forma,
gracias a la calidad de sus tomas, en poco tiempo consiguió convertirse en uno
de los principales editores de postales del momento en nuestro país.
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Carátula
de uno de los acordeones plegables de fotografías que
publicó en ese momento. Foto:
Archivo Cartagra | |
Tras recorrer con su cámara a cuestas buena
parte de la geografía catalana siguió fotografiando las montañas pirenaicas y
fue así como llegó a tierras aragonesas. La provincia de Huesca, más concretamente el norte
de la misma, fue testigo de sus continuos viajes en busca de unos paisajes que seguramente
en más de un caso le debieron recordar los valles alpinos de su infancia. En el
Parque Nacional de Ordesa encontró muy posiblemente uno de los entornos que más
le fascinaron y buena muestra de ello fue la gran cantidad de fotografías de esos
paisajes que llegó a editar en forma de postal hacia los años 30 del pasado siglo XX. Los pueblos de su entorno como Boltaña, Torla, Ainsa o Bielsa, también suscitaron el interés de este hombre.
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Adolf Zerkowitz en plena faena sujetando una placa
entre sus dientes. Foto: Archivo Zerkowitz |
Del trabajo realizado por este
fotógrafo dan buena muestra las aproximadamente 25.000 fotografías que llegó a
realizar durante el período que va desde 1915 hasta 1950. Pero lo mejor de todo
no es su volúmen de trabajo. Lo verdaderamente importante es que todo este
material está conservado y a buen recaudo un archivo ubicado en Barcelona que,
como no podía ser de otra forma, lleva su nombre: Archivo Zerkowitz. Este
archivo también contiene las fotografías realizadas por su hijo Alfredo quien a
partir de 1950 siguió el negocio de su padre. Así, el archivo conserva en la
actualidad unas 80.000 imágenes más o menos. Este, al contrario que otros
muchos archivos de titularidad pública, sigue en manos de la familia Zerkowitz.
En la actualidad, tras la muerte de
Adolf en 1972, el archivo está gestionado por Alfredo y su hijo Héctor -nieto
de Adolf-. Entre sus objetivos principales cabe destacar su intención de
escanear tan inmensa colección y ponerla a disposición del público en general.
Quien desee conocer más información sobre este interesante archivo y el trabajo de esta saga familiar puede
hacerlo pinchando aquí o también aquí.Merece la pena dedicarle un rato de nuestro tiempo.
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