En los anteriores posts
he hablado solamente de diferentes cuestiones de carácter humano derivados de
los trabajos de hidrología realizados en la ribera del Río Gállego. Pero en
todos esos trabajos descritos hasta ahora debe señalarse que también hubo un
evidente aspecto social que no debe pasarse por alto. A su vez, dentro de este
contexto pueden distinguirse hasta dos claras vertientes.
En primer lugar hay que resaltar el indudable aspecto
social de estos trabajos pues su ejecución durante el tiempo que los mismos
duraron, supuso la contratación continua de un buen número de obreros locales.
Durante mucho tiempo los albañiles, los peones o los canteros salieron básicamente
de los pueblos del entorno donde se ejecutaron aquellos trabajos. Aquella
circunstancia permitió incluso la especialización de algunos empleos. Esto
sucedió hacia 1915-20 con el oficio de cantero pues un número indeterminado de
vecinos de Biescas, además de especializarse en este empleo, consiguieron que
su buen hacer llegara a ser reconocido incluso más allá del ámbito local. El
trabajo de aquellos canteros llegó a ser muy bien valorado hasta en la vecina
Francia donde también fueron contratados en más de una ocasión debido a la
calidad de sus trabajos. Años más tarde y a raíz de un documental que realicé en 2007 (1) sobre las obras de hidrología efectuadas en la ribera del Río Gállego, tuve la oportunidad de hablar detenidamente con diferentes obreros. Todos ellos intervinieron directamente en esas obras y tras hablar detenidamente con ellos pude comprobar, a pesar de los años transcurridos, las difíciles condiciones en las que debieron cumplir con sus respectivos cometidos. Todos ellos eran procedentes de los pueblos de los alrededores y recurrieron a estos trabajos para conseguir complementar sus precarias economías.
En cambio años más tarde, a partir de 1965, la situación
fue bien diferente. Para esas fechas se había comenzado a construir en el
término municipal de Sallent de Gállego las pistas de esquí de Formigal.
Derivado de aquella situación, se inició también la construcción de los primeros
hoteles para alojar a los esquiadores que habrían de llegar de fuera. Esa
circunstancia supuso que todos los canteros de la comarca estuvieran empleados
en estas obras. Por ese motivo, los responsables del Patrimonio Forestal del
Estado (PFE) encargados de la construcción de distintas obras de hidrología en
la zona, se vieron obligados a buscar canteros fuera. Así fue como acabaron
trayendo canteros gallegos para poder acometer obras como un dique de
corrección hidrológica que se construyó en el Río Aurín. Además, los
responsables del PFE se vieron obligados a igualar los jornales que pagaban en
aquellas obras pues de lo contrario los gallegos también hubieran acabado
trabajando en el Valle de Tena.
En cualquier caso y para cerrar esta vertiente social, cabe
señalar que todos los jornales proporcionados tanto por la 6ª División
Hidrológico Forestal, como por la Brigada de Hidrología del PFE, supusieron un
complemento económico vital para aquellas economías familiares basadas
principalmente en una agricultura y ganadería poco rentables que a su vez
exigían mucha dedicación. Ese complemento económico se prolongaría durante unos
cuantos años más, hasta principios de los años 70 del siglo XX, debido a los
trabajos de repoblación forestal que también acometió en esta zona el PFE. La
importancia de estos trabajos forestales fue claramente mayor que el de las
obras de hidrología y los mismos serán abordados en futuras entregas.
Pero volvamos a los trabajos de corrección hidrológico
forestal realizados en la cuenca del Río Gállego para hablar de una última
vertiente social derivada de los mismos. Esta mantiene puntos en común con al
menos seis de los trabajos descritos en posts
anteriores. Una buena parte de la justificación de aquellos trabajos vino
condicionado por el peligro que corrían distintos pueblos de esta zona, pues si
no se tomaban medidas urgentemente, el avance de los diferentes procesos
erosivos podía implicar un serio riesgo para hasta seis pueblos diferentes. En
esa situación se encontraban durante el periodo abarcado para los trabajos aquí
descritos los pueblos de Biescas, Escuer Alto, Arguisal, Orós Bajo, Oliván y
Berbusa.
Para el caso de Biescas fueron las riadas y
desbordamientos del Barranco Arratiecho las que pusieron en más de una ocasión
en peligro ya no sólo la integridad de la huerta de Biescas, también algunas de
sus construcciones más perimetrales. El ingeniero Ayerbe llegó a escribir como
si no se ponía remedio cuanto antes a esa situación, en un plazo breve de tiempo
también correrían riesgo las construcciones de Biescas más cercanas a este
cauce. Ese riesgo era ya mucho más evidente en el caso de Escuer Alto pues
alguna construcción levantada al pie de uno de los afluentes en la cabecera del
Barranco Escuer ya había producido a principios del siglo XX desperfectos en
varias construcciones. De hecho, este es el único caso de los seis citados en
el que se llegó a materializar el traslado completo de sus habitantes hasta un
pueblo de nueva construcción emplazado aguas abajo de dicho cauce. Arguisal por
su parte también corrió serio peligro de ser afectado por la acción erosiva del
cauce del mismo nombre. En este caso se consiguieron las partidas
presupuestarias necesarias y los trabajos se acometieron rápidamente pudiendo
detener a tiempo el avance de aquél proceso erosivo. La dimensión de los
trabajos allí realizados en su día ha quedado a la vista recientemente tras
unos sencillos trabajos de desbroce realizados sobre su cauce.
Obreros en los trabajos de canalización del Barranco Arguisal hacia 1916. Foto: Archivo Cartagra |
Trabajadores de SARGA durante el desbroce del Barranco de Arguisal realizado en diciembre de 2013. Foto: Archivo Cartagra |
Otra vista del mismo cauce una vez eliminada la vegetación arbustiva que ocultaba los muros y diques construidos. Foto: Archivo Cartagra |
En los casos de Orós Bajo y Oliván el riesgo para la
integridad de sendos núcleos no llegó a ser tan evidente como en los
anteriores. Sin embargo, los ingenieros redactores de sendos proyectos de
restauración no dudaron en señalar a lo largo de su contenido la necesidad de
afrontar cuanto antes esos trabajos. La capacidad erosiva de cualquiera de
estos dos cauces como consecuencia de una crecida era difícil de prever por lo
que cuanto antes se contara con esos diques construidos sobre el terreno, mejor
que mejor. Finalmente aquellos diques fueron levantados tal y como los
proyectos contemplaron y a fecha de hoy esos cauces están totalmente corregidos
y los núcleos de Orós Bajo y Oliván libres de todo riesgo.
Vista del pueblo de Oliván y a su derecha el Barranco Pasata. El dique se construyó en la parte inferior de su trazado. Fotografía: Archivo Cartagra |
Un caso bien
diferente fue el caso de Berbusa pues a pesar de ser aprobado el proyecto de
corrección del conocido como Barranco del Lugar, este nunca se llegó a
ejecutar. Cabe recordar que el trazado del mismo partía el pueblo en dos
barrios y ya se habían visto afectadas varias construcciones de este núcleo. A
pesar de que en 1951 se llegó a librar el dinero contemplado en el proyecto,
las obras en cuestión no se llegaron a ejecutar. Seguramente ese dinero se
destinó a otros cometidos que se desconocen pues en diciembre de 1944 el PFE ya
había recibido un escrito firmado por ocho vecinos de Berbusa ofreciendo a ese
organismo la venta de todas las propiedades de este pueblo. Dicho pueblo fue
finalmente comprado por el PFE un 29 de febrero de 1952 por un montante total
de 1.350.000 Pts. Así pues, dado que aquella venta suponía la obligación de sus
habitantes de abandonar este pueblo, la petición realizada por los mismos en
1948 de corregir el cauce del Barranco del Lugar, dejó de tener sentido. El transcurso del tiempo nos ha permitido comprobar como, aun a pesar de no haberse llegado a ejecutar en esa zona ninguna obra, la erosión apenas avanzó. De hecho, en la actualidad siguen en pie las construcciones que en su día llegaron a verse amenzadas por las crecidas de este cauce.
Aspecto actual del Barranco del Lugar que dividía el núcleo de Berbusa en dos barrios. Foto: Archivo Cartagra |
Aspecto que presentaba el Barranco del Lugar hacia 1950-55. Foto: Archivo Cartagra |
Aspecto que presenta la misma zona en la actualidad, totalmente cubierta de vegetación crecida de forma espontánea. Foto: Archivo Cartagra |
Así pues, y para ir concluyendo, creo que tras lo dicho
resulta bastante evidente el beneficio social directo de las obras relacionadas
en este post. Hay que recordar además que el resto de trabajos hidrológicos no
mencionados en este post también
proporcionaron un innegable beneficio social indirecto que tampoco creo que sea
necesario explicar en detalle aquí.
Fuentes y bibliografía:
(1): Piedras y Penas en tiempos del Patrimonio; Oliván,2007.
Fuentes y bibliografía:
(1): Piedras y Penas en tiempos del Patrimonio; Oliván,2007.
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