Siempre me ha atraído conocer algo más sobre cuál fue la trayectoria de aquellas mozas oscenses que abandonaron sus pueblos de orígen sindo bien jovenes y marcharon a alguna capital para trabajar en el servicio doméstico. La gran mayoría de las que salieron de los pueblos del norte de la provincia de Huesca acabaron racalando en Barcelona y en menor medida en Zaragoza. Lo debieron hacer forzadas por la difícil situación de sus casas donde, aun a pesar del inestimable trabajo que desempeñaban, no dejaban de ser al fin y al cabo, una boca más que alimentar. Ante aquella coyuntura, a instancias de la propia familia o bien por iniciativa propia, los precedentes apuntaban que marchar a trabajar en el servicio doméstico era quizás la única opción que tenían. Seguramente que ya conocían alguna otra mujer, bien de la propia familia o de alguna casa vecina, quien ya había tomado el mismo camino y con idénticas intenciones la cual podría servirles de ayuda. Así fue como decenas de mozas oscenses emigraron hasta tierras catalanas y comenzaron a trabajar en el servicio doméstico de familias acomodadas tanto de Barcelona como de otras ciudades de su cinturón industrial. Será de la mano de una de aquellas mozas que hoy tiene nada menos que 97 años, la mejor forma de conocer algo más de aquella etapa tan desconocida como apasionante.
Carmen Casaus Duaso nació en Ayerbe de Broto un 30 de marzo de 1921. Hasta los diez años aproximadamente, estuvo trabajando en su casa. Cuando contaba con unos 11 años ya marchó a servir a Casa Solana de Víu donde permaneció un año aproximadamente. Después la mandaron a Sarvisé, concretamente a Casa Muro. Cuando estalló la guerra estaba trabajando ya en otro lugar, concretamente en Casa Coma de Fiscal. Guarda mal recuerdo pues en ese tiempo mataron al amo de la casa y a tres de sus hijos. Sólamente sobrevivió uno de los cuatro hermanos que era ciego. Llegó a haber hasta un intento de amañar el matrimonio de Carmen con él pero Carmen no lo aceptó.
Carmen Casaus Duaso nació en Ayerbe de Broto un 30 de marzo de 1921. Hasta los diez años aproximadamente, estuvo trabajando en su casa. Cuando contaba con unos 11 años ya marchó a servir a Casa Solana de Víu donde permaneció un año aproximadamente. Después la mandaron a Sarvisé, concretamente a Casa Muro. Cuando estalló la guerra estaba trabajando ya en otro lugar, concretamente en Casa Coma de Fiscal. Guarda mal recuerdo pues en ese tiempo mataron al amo de la casa y a tres de sus hijos. Sólamente sobrevivió uno de los cuatro hermanos que era ciego. Llegó a haber hasta un intento de amañar el matrimonio de Carmen con él pero Carmen no lo aceptó.
Acabó la
guerra y en su casa se quedaron sin nada, sin casa, sin animales y sin
dinero. Con unos 18 años marcho a vivir
a Yebra donde tenía unos tíos viviendo. Su intención era aprender a coser pues
su tía le había recomendado que lo hiciera asi. Pero su profesora murió al poco
tiempo y fue entonces cuando decidió marchar a Jaca. Fue a servir para los
dueños de la Carnicería Castán, ubicada por aquél entonces en la Calle Ramón y
Cajal nº 3. Trabajó durante aquél tiempo más en la casa de los dueños que en la
propia carnicería. Allí estuvo unos dos años, tiempo tras el cual decidió que
era momento de cambiar nuevamente de aires. Por esas fechas tenía unas primas
de Ceresuela, pueblo de La Solana de Burgasé, viviendo en Barcelona. Se
escribían cartas de forma habitual y al final decidió ir a trabajar a la
capital catalana pues por esas fechas ganaban algo más de dinero en Barcelona
que en Jaca. Confiesa que le penó más de una vez marchar pues en Jaca se
encontraba muy a gusto y se sentía casi como en su casa. En Barcelona trabajó sirviendo
en diferentes casas de familias pudientes. Trabajó para los dueños de Muebles
Bravo, cuyo domicilio estaba en la Calle Mayor de Gracia. Allí estuvo sólo un
año pues fregando un vaso roto, se cortó en un dedo que posteriormente se le
infectó y por un tiempo no pudo seguir trabajando.
Después fue a trabajar con otra
familia que residía en Calle Diputación. Allí estuvo aproximadamente
otro año más. Era una familia númerosa de nada menos que quince personas por lo que era mucho
trabajo para ella. Además, fue por esas fechas cuando durante un tiempo padeció achaques
de vesícula por lo que al final decidió regresar durante un tiempo a Ayerbe. Durante estos años era bastante habitual coincidir con otros paisanos oscenses procedentes de diferentes pueblos de la ribera del Ara.
Carmen y unas amigas en Broto |
Carmen en la actualidad sigue residiendo en Barcelona |
Carmen fue una más de los cientos de mozas oscenses que, tanto antes de la guerra civil como después de la misma, acabaron emigrando a Barcelona o a cualquiera de las ciudades de su cinturón industrial. Una vez en tierras catalanas practicamente todas ellas comenzaron trabajando como empleadas en el servicio doméstico de familias adineradas.
Así fue, como con su esfuerzo diario hasta consiguieron ahorrar algo de dinero que periodicamente enviaban a su familia, la cual seguía subsistiendo en cualquier pueblo del norte de Huesca. Muy poco o nada se a escrito sobre estas sacrificadas mujeres, quienes de forma discreta, consiguieron salir adelante y labrarse un futuro bastante mejor del que hubieran tenido de haberse quedado en sus pueblos de origen. Sirva esta sencilla entrada como mi modesto homenaje a todas ellas por su valor y su coraje. Su condición de mujeres en una sociedad altoaragonesa tradicionalmente machista no les facilitó nada las cosas. A pesar de ello estas mujeres, con su decisión de emigrar, consiguieron poner en duda más de una ocasión la iniciativa y capacidad de sus hermanos varones y herederos de la hacienda familiar.
PD.: Quisiera manifestar mi agradecimiento público tanto a la propia Carmen como a su hija Mari Carmen y su marido, por las facilidades dadas para poder visitarlas en su domicilio de Barcelona y poder entrevistar a la protagonista de este post.
Pilar Betés Pérez, natural de Jaca, en una fotografía de estudio tomada en Barcelona hacia 1915 |
Cabría la posibilidad de pensar que por cuestiones geográficas hubiera sido más fácil que las mozas de la Jacetania hubieran marchado a servir a Pamplona o incluso a otras capitales del País Vasco, pero la realidad demuestra que hubo una clara tendencia hacia tierras catalanas.