En este post, y sin que sirva de precedente, abandonaré el escenario pirenaico habitual del blog para dar cuenta de los trabajos
forestales realizados durante el primer cuarto del siglo XX en
la cuenca del río Jalón. La importancia de los mismos bien se merece esta excepción para así poder contar y mostrar algo de cuanto allí se trabajó. Al igual que
los trabajos acometidos en la ribera del río Gállego ya descritos en las primeras entradas de este blog,
los que se explicarán a continuación también fueron ejecutados por la 6ª
División Hidrológico Forestal pues la misma abarcaba practicamente toda la cuenca hidrográfica del río Ebro.
La necesidad de su ejecución, al igual que ocurrió en el
caso pirenaico referido, estaba justificada por los graves daños ocasionados en
diferentes crecidas tal cual fue el caso de la acaecida en 1916. Los destrozos
producidos tanto por el cauce del Jalón como por los de sus afluentes Navarrete
y Pancrudo, así como por las más de sesenta ramblas que desaguaban en ellos,
fueron valorados nada menos que en un millón de pesetas de la época. Se
inundaron varios pueblos, incluido Daroca y quedaron temporalmente inutilizadas
algunas de las vías de comunicación más importantes de la zona así como unas
2.500 Ha de regadío de primera calidad. Pero la crecida del año referido fue
una más de las que periódicamente venían sufriendo los habitantes de esa
comarca. Su memoria y la información escrita reflejada en crónicas
antiquísimas, señalan un buen puñado de años con crecidas y daños importantes: 1551, 1575, 1711, 1854, 1865, 1877 o 1902 fueron algunas de esa fechas desgraciadas (1).
Para hacerse una idea de las nefastas consecuencias de aquella situación, basta la imagen de este nogal semienterrado tras un episodio de fuertes arrastres provocado por la Rambla de Valdeguarén. |
Vista de Daroca hacia 1922-23 y al fondo las laderas del cerro de San Valero totalmente ahoyadas y listas para ser repobladas. Foto: Archivo Cartagra |
Aspecto que presenta en la actualidad el mismo paraje de Daroca. Foto: Archivo Cartagra |
Este largo historial permitió que
el Director General de Agricultura, Industria y Comercio propusiera, ya en
1909, la declaración de utilidad pública de las diferentes obras forestales
previstas en esta comarca "...no sólo
por el carácter torrencial de todos los cursos de agua que la surcan en crecido
número, si no en la gran denudación de sus laderas, lo que unido a la constitución de los terrenos que las forman,
es causa de que se aumenten en los cauces de los torrentes grandes cantidades
de agua en épocas de lluvias y tormentas, originando con sus arrastres los
desbordamientos del río Jiloca y sus afluentes que tantos daños causan, no sólo
en la ciudad y pueblos próximos, si no en sus fértiles y extensas vegas e
importantes vías de comunicación". Para ello se aprobó en ese mismo
año la elaboración de un estudio completo donde quedó delimitada la zona
afectada así como los terrenos que habrían de ser expropiados para poder
ejecutar tales trabajos. Ese estudio fue remitido en abril de 1910 al Gobierno
Civil de Zaragoza quien a su vez puso en conocimiento de todos los alcaldes
afectados las intenciones del Ministerio de Agricultura. Los municipios
afectados según aquél documento habrían de ser Daroca, Retascón, Nombrevilla, Anento,
Villanueva de Jiloca, Valconchán, Orcajo, Atea, Murero y Manchones. Finalmente,
esta declaración de utilidad pública quedó aprobada por medio del R. D. de 9 de
diciembre de 1910.
Apertura hacia 1920 de un nuevo camino sobre la margen izquierda de la Rambla de la Falcona y canalización de su cauce. Foto: Archivo Cartagra |
Vista que presenta esta ladera en la actualidad cuya senda es conocida como el Camino Azúl, el cual aparece casi oculto por el arbolado plantado hace casi un siglo. Foto: Archivo Cartagra |
Los primeros trabajos se
ejecutaron en 1907 y consistieron principalmente en la construcción de muretes,
faginas y cerca de trescientos diques tanto de mampostería como de gaviones.
Ese mismo año, el Estado ordenó la redacción del primer estudio
hidrológico-forestal de la cuenca del río Jiloca. Al poco de su conclusión ya se
realizaron las primeras repoblaciones en
las laderas de la Rambla del Reventón donde la especie empleada fue el pino
negral. Los trabajos continuaron ejecutándose en años posteriores de forma
irregular pues las dotaciones presupuestarias anuales no siempre contemplaron
partidas para estos trabajos. Parece ser que hacia 1920 ya había unas 700 Ha
repobladas en los alrededores de Daroca, en las cuales además del negral,
también se usó el pino piñonero y carrasco. Toda la planta necesaria para
acometer aquellos trabajos era obtenida en la propia zona pues así se tenían
mayores garantías de que la planta se adaptaría al terreno sin apenas
problemas. De hecho, en las afueras de Daroca todavía se conserva uno de los
viveros construidos en ese momento y que se le conoce como el Vivero Olazábal,
junto al que se levanta una sencilla pero coqueta casa forestal. Este vivero
está dedicado a Lucas de Olazábal, un insigne ingeniero de montes vasco del
siglo XIX. Otro vivero que funcionó durante esa época era conocido como Vivero
Carmencita. En total se actuó, tanto con repoblaciones como con la construcción
de diques y muretes, en hasta ocho torrentes o ramblas diferentes. Si bien,
repasando los que aparecen en la documentación consultada (1) superan dicha
cifra: El Castañar, La Paridera, El Punzón, La Falcona, Valmartín, Valdeguarén,
El Moral, Valdeviñas, La Mina, Nazaret, Manchones, El Sebo o Valconchán son los que se
mencionan en la misma.
Vista de la casa forestal levantada junto al Vivero Olazábal y Guarda Forestal hacia 1920. Foto: Archivo Cartagra |
Aspecto que presenta en la actualidad tanto la casa forestal como su vivero anexo, convertido ahora en una chopera. Foto: Archivo Cartagra |
En abril de 1923 se redactó un
completo Anteproyecto General de la Sección 2ª de la Cuenca del Río Jalón.
Dividió toda la zona en cinco perímetros diferentes y para cada uno de ellos
contempló diferentes y detalladas actuaciones que se resumen en el siguiente
cuadro (2):
Trabajos Forestales
|
Trabajos de Corrección
|
Trabajos Auxiliares
|
Gastos Generales
|
|
Perímetro 1
|
92.300 Pts
|
--
|
35.000 Pts
|
20.000 Pts
|
Perímetro 2
|
415.541 Pts
|
3.000 Pts
|
51.000 Pts
|
40.000 Pts
|
Perímetro 3
|
150.287 Pts
|
3.000 Pts
|
29.000 Pts
|
15.000 Pts
|
Perímetro 4
|
153.357 Pts
|
43.000 Pts
|
43.500 Pts
|
15.000 Pts
|
Perímetro 5
|
251.183 Pts
|
43.000 Pts
|
23.000 Pts
|
15.000 Pts
|
TOTALES
|
1.062.668 Pts
|
92.000 Pts
|
181.500 Pts
|
105.000 Pts
|
Si visitamos tanto el núcleo de
Daroca como los montes de sus alrededores, nos resultará bien fácil determinar
la ubicación de los pinares repoblados en esos años. Muchos de los plantados
inicialmente murieron debido al suelo empobrecido sobre el que fueron
plantados. Muchas zonas requirieron la obligada reposición de marras tan
habitual en dichos suelos. Tras aquellos denodados esfuerzos tanto de
forestales como de los obreros que intervinieron en los mismos, los nuevos
pinares dan un fresco toque verde a la comarca. En la actualidad, los bosques
de coníferas creados artificialmente por la mano del hombre, llevan ya
afortunadamente muchísimos años ofreciéndole la tranquilidad que tantas
generaciones del campo de Daroca añoraron. Muchos de los diques que se
construyeron hace tiempo que quedaron colmatados por los arrastres que
retuvieron. Pero esa colmatación no ha supuesto ningún problema porque los
árboles de más de un siglo que cubren esas laderas, y el suelo creado por los
mismos durante todo ese tiempo, consiguen absorber y retener sin problemas el
agua que precipita sobre las mismas. Ahora aún queda una importante labor que
hacer para garantizar que esto siga siendo así. Hay que evitar que evitar a
toda cosa que el fuego eche por tierra el trabajo y el sacrificio que tantos ha
costado. La sensibilización y la prevención de la población habrán de ser las
herramientas a usar en las próximas décadas. Buenos profesionales tenemos para
ello, sólo queda que las dotaciones presupuestarias lleguen de la mano del
convencimiento de esa necesidad por parte de nuestro políticos.
Fuentes y bibliografía:
(1): Las inundaciones y la
repoblación forestal en España; Ricardo García Cañada; Madrid, 1920.
(2): Archivo Servicio Provincial
Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca.