La intención estatal de realizar
repoblaciones forestales en la provincia de Huesca ya quedó puesta de
manifiesto en el Plan de Repoblaciones para los Montes Públicos de España
redactado en 1879. Finalmente, a pesar de los serios problemas que ocasionaba la falta de arbolado, la erosión y la desertización en muchas zonas de la geografía española, nada de lo contemplado en aquél documento llegó
a ejecutarse. El motivo, como en otras tantas ocasiones anteriores, fue nuevamente la falta de dotación presupuestaria por parte del impulsor de aquél plan: el propio gobierno.
En la provincia oscense encontramos una de esas comarcas, en la que desde hacía ya mucho tiempo, venían sufriendo serior problemas derivados de las causas antes apuntadas. Este era el caso de la zona de Tardienta y su entorno donde la vegetación arbolada brillaba por su ausencia. Así quedó confirmado cuando en mayo de 1888, unos nueve vecinos de este pueblo, no dudaron en enviar una carta de queja nada menos que a la mismísima reina. La desesperación de aquellos hombres era consecuencia de la prolongada sequía que sufrían y de las pésimas cosechas de los últimos años. Para intentar atajar aquella situación proponían a la reina, entre otras cuestiones, que autorizara la construcción del embalse de La Peña para garantizar el regadío de sus sembrados. Pero lo más interesante, por lo inusual de la petición para ese momento, fue que aquellos hombres también solicitaron el repoblado de los montes comunes del término de Tardienta "para favorecer las lluvias".
En la provincia oscense encontramos una de esas comarcas, en la que desde hacía ya mucho tiempo, venían sufriendo serior problemas derivados de las causas antes apuntadas. Este era el caso de la zona de Tardienta y su entorno donde la vegetación arbolada brillaba por su ausencia. Así quedó confirmado cuando en mayo de 1888, unos nueve vecinos de este pueblo, no dudaron en enviar una carta de queja nada menos que a la mismísima reina. La desesperación de aquellos hombres era consecuencia de la prolongada sequía que sufrían y de las pésimas cosechas de los últimos años. Para intentar atajar aquella situación proponían a la reina, entre otras cuestiones, que autorizara la construcción del embalse de La Peña para garantizar el regadío de sus sembrados. Pero lo más interesante, por lo inusual de la petición para ese momento, fue que aquellos hombres también solicitaron el repoblado de los montes comunes del término de Tardienta "para favorecer las lluvias".
La
situación debía ser ciertamente preocupante en esta comarca oscense pues hasta la propia Diputación
Provincial de Huesca se dirigió por escrito sobre este particular al Ministerio
de Fomento. Fechada en septiembre de 1891, la diputación solicitó la
repoblación de los montes de la Sierra de Alcubierre y su entorno. Dicho
ministerio puso el asunto en manos de la Dirección General de Agricultura quien
a su vez lo remitió al ingeniero jefe del Distrito Forestal de Huesca (D. F. Huesca). Desde este distrito
se redactó un Plan de Trabajos para la
Repoblación de la Sierra de Alcubierre. La aprobación del mismo quedó
demorado por tiempo indefinido. En 1926 se aprobó un nuevo Plan de Repoblaciones al cual se le dotó de nada menos que cien
millones de pesetas del momento. En él quedaron incluidas, entre otras zonas,
la repoblación de esta área oscense. El proyecto específico fue redactado por
el D. F. de Huesca en 1928 y contempló la repoblación de 5.000 Ha en un plazo
de diez años que incluyó otros montes de esa comarca. Así, dentro de esa
superficie se incluyeron terrenos pertenecientes a montes públicos de
Alcubierre (2.500 Ha), Lanaja (1.800 Ha) y Robres (700 Ha), todos ellos
localizados en la Sierra de Alcubierre. La especie principal a emplear habría
de ser el pino carrasco por ser la más adecuada, aunque también se contempló el
empleo de roble y esparto.
La formula que se escogió para acometer las mismas fue la
del consorcio entre la administración forestal y los tres ayuntamiento
afectados: Alcubierre, Robres y Lanaja. El D. F. de Huesca se comprometía a
llevar la dirección técnica de las mismas así como a proveer de las semillas y
plantas necesarias. El ingeniero de montes encargado de dirigir las mismas fue
Recaredo Sáenz de Santamaría. La repoblación se debía efectuar mediante la
apertura manual de hoyas aunque esta parte no fue ejecutada por la
administración forestal. Esa fase se realizó mediante subastas públicas a las
que se podía presentar todo el mundo que quisiera. En el tablón del
ayuntamiento afectado se exponían las condiciones que debían cumplir los
interesados y la forma de ejecutar los trabajos. El pliego en cuestión fijaba
el número de hoyas a realizar, las zonas donde había que abrirlas o el coste
individual de las mismas. A estas subastas se presentaron sobre todo vecinos de
los tres pueblos afectados. El número de hoyas abiertas entre las diferentes
propuestas aprobadas quedan resumidos en el siguiente cuadro:
nº monte
|
Pertenencia
|
Fecha subasta
|
Nº de hoyos
|
Plazo ejecución
|
Coste hoyo
|
332
|
Lanaja
|
20-Nov-1928
|
100.000
|
3 meses
|
|
335
|
Robres
|
Octubre
1929
|
50.000
|
3 meses
|
12 céntimos
|
330
|
Alcubierre
|
26-Oct-1929
|
100.000
|
3 meses
|
|
330
|
Alcubierre
|
27-Ene-1930
|
250.000
|
4 meses
|
11 céntimos
|
Los tres montes de utilidad pública afectados,
tal cual se desprende del cuadro anterior, fueron el nº 330 de Alcubierre, el
nº 332 de Lanaja y el nº 335 de Robres. Para 1930 en esos tres montes se habían
repoblado por el procedimiento del ahoyado manual 690 Ha, cifra que quedó
finalmente bastante por debajo de las 4.000 Ha previstas inicialmente.
Años más tarde aún se realizaron
nuevas repoblaciones forestales al sur de la provincia de Huesca. Fue
concretamente la Junta Administrativa del Monte La Sarda, perteneciente a
Gurrea de Gállego, quien firmó un nuevo consorcio con el D. F. de Huesca. La
firma tuvo lugar en abril de 1945 y contempló la plantación de 800 Ha. Las
previsiones volvieron a fallar pues en 1948 sólo se habían podido repoblar
648 Ha.
En 1947 fue redactado un informe
por el D. F. de Huesca en el que se proponía la declaración de interés forestal de una
superficie próxima a las 6.000 Ha. Esos terrenos correspondían a los
ayuntamientos de Almudévar, Tardienta y el ya mencionado de Gurrea de Gállego.
Según el ingeniero de montes que redactó aquél proyecto, la zona afectada
presentaba amplias superficies desprovistas completamente de arbolado y además
"...es una zona de gran cantidad de
obreros que constantemente están pidiendo trabajo, y siempre han sido regiones
de gran paro". No se ha podido averiguar si aquél proyecto fue llevado
finalmente a la práctica pues el expediente consultado no guardaba más
documentación al respecto.
Aspecto que presenta una de aquellas repoblaciones en la actualidad |
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