Tras abordar
todos los cauces de la orilla derecha orográfica del Río Gállego comenzaré con
este post a hablar de los que se encuentran en la orilla izquierda del mismo.
Hay que recordar que en un post de mediados de septiembre pasado ya hablé de
otro cauce ubicado también en su orilla izquierda. Se trató del Barranco
Arratiecho al cual di prioridad por tratarse de unos trabajos pioneros en
nuestra provincia.
Arrastres acumulados por uno de los afluentes del Bco. Sía. Foto: Archivo Cartagra |
Para hablar ahora de los trabajos
efectuados en el cauce del Barranco Sía, y como no puede ser de otra forma,
tomaré como referencia el preceptivo proyecto. Este fue redactado por el
ingeniero de montes José María Ayerbe y Vallés y está fechado en Zaragoza un 20
de mayo de 1953 (1). Un año antes, en 1952, este mismo ingeniero fue quien
redactó el proyecto de corrección de otro importante cauce, el Barranco Larbesa,
afluente del que ahora nos ocupa. En palabras de aquél ingeniero, la actuación
sobre el Barranco Larbesa de nada serviría si después no se actuaba sobre el
resto de cuenca. Así pues, aquí encontramos la primera justificación sobre la
necesidad de la corrección en la cuenca del Barranco Sía.
Su cuenca abarca una superficie de 458,75
Ha, presenta una pendiente media de sus laderas que oscila entre un 12% y nada
menos que un 55%. Cuenta como afluentes principales por su orilla izquierda
el Barranco O Lomo, Barranco Labayo I, Barranco Labayo II y Barranco Furcos.
Para estas fechas el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) ya había realizado un
importante esfuerzo en la ribera del Río Gállego. Se había acometido la
corrección de la cuenca del Arratiecho y Arás; se habían iniciado los trabajos
en el Barranco Oliván y en breve se tenía previsto acometer trabajos en el
Barranco de Orós. Con todas estas obras realizadas, las que estaban en marcha
más las que habrían de iniciarse en breve, se pretendía disminuir al máximo el
arrastre de materiales sólidos. Materiales que había que evitar por todos los
medios que llegaran ya no sólo al Embalse de La Peña, sino también al que
estaba previsto construir muy cerca del Sía, el Embalse de Senegüé. Con estos
argumentos ha quedado descrita la segunda justificación para la ejecución de la
corrección de este cauce.
Vista del Barranco Labayo II y su cauce excavado sobre materiales sueltos, hacia 1953. A media ladera la carretera que asciende al Puerto de Cotefablo. Foto: Archivo Cartagra |
Pero todavía señala este proyecto un
tercer y último argumento. Los arrastres que producía tanto el Barranco Sía
como sus afluentes provocaban con relativa frecuencia cortes en la carretera
que comunicaba Jaca con El Grado "...importante
vía de comunicación del Alto Aragón, que une las cuencas de los ríos Gállego y
Cinca, por la que existe un intenso tráfico, principalmente transporte de
maderas y que a menudo se ve interrumpido por los daños que originan estos
torrentes". Se estaba refiriendo a la que actualmente es la carretera
del Puerto de Cotefablo que cruza al Valle del Ara (N-260a). Pero a pesar de todas estas
intenciones, en la mente del ingeniero redactor aún había otra nueva. Ayerbe
estaba convencido que una vez concluidas las obras sería muy posible "...se rescataran para el cultivo agrícola parte
de los terrenos que hoy forman su cono de deyección, lo que en esta zona del
Pirineo es de suma importancia debido a la escasez de terreno apto para el
cultivo agrícola". (1)
Fase inicial de los trabajos en el dique "Corea" del Bco. Sía. Foto: Archivo Cartagra |
La envergadura de los trabajos que
planteaba este proyecto queda bien de manifiesto cuando uno comienza a
desplegar el mapa general que aborda todas la cuenca y comienza a contar los
diques previstos, tanto de primer como de segundo orden. Las cifras son
sencillamente abrumadoras: Barranco de Sía: 24 diques; Barranco del Humo: 20
diques; Barranco Labayo I: 35 diques; Barranco Labayo II: 21 diques; Barranco
Furcos: 20 diques. En total este proyecto contemplaba la construcción de nada
menos que 100 diques. Con tal cifra, este proyecto superó con creces cualquiera
de los proyectos abordados en otros cauces de esta u otras comarcas. Aun sin
saberlo, es bien seguro que de los que quedan por abordar en este blog, ninguno
de ellos superará dicha cantidad.
Pero todavía sorprenden más las
cubicaciones previstas para el total de diques a construir dentro de cada
barranco. Como no puede ser de otra manera, estas son proporcionales a lo
señalado hasta ahora: Sía: 8.030,53 m³; Furcos: 3.697,64 m; Labayo I: 4.810,96
m³; Labayo II: 2.295,48 m³; del Humo:2.410,51 m³. El total de metros cúbicos de
mampostería hidráulica previstos para este conjunto de obras de hidrología
alcanzaba la nada desdeñable cifra de 21.245,12. José María Ayerbe propuso
comenzar por los diques nº1 y nº 2 que eran los más próximos a su desembocadura y continuar de forma correlativa cauce arriba. Todo el material a
emplear se preveía extraer del propio lecho de los barrancos a corregir pues
tras numerosos arrastres sucesivos, las piedras se acumulaban sobre los mismos
en volúmenes muy importantes. El principal responsable de esa circunstancia hay que buscarlo en que todo el trazado del Bco. Sía, al giual que los otros barrancoas abordados hasta ahora, atraviesan una zona en la que la formación del flysh es la que más predomina.
Dique "Corea" en 1964, poco después de concluir su construcción. Foto: Fototeca DGB-INIA |
Como es habitual en estos proyectos,
la otra parte importante de las obras a acometer correspondía a los trabajos de
repoblación forestal. Tal cual expuso en su proyecto, este ingeniero decidió
escoger como especie para repoblar, la que predominaba en la zona que no era
otra que el pino silvestre (Pinus
sylvestris). El método elegido para llevar a cabo la misma fue el de
apertura manual de hoyos, siguiendo las curvas de nivel y distanciados entre sí
1,5 m. Esta distancia, menor a la prevista en otras repoblaciones donde lo
habitual eran 2 m, se debió a la necesidad de crear una masa lo más espesa
posible para hacer frente mejor a la erosión. Así pues la densidad por hectárea
sería de aproximadamente unos 3.300 hoyos por hectárea. Las plantas habrían de
proceder del vivero de San Salvador ubicado en la huerta de Senegüé, el cual
distaba unos 12 km del monte a repoblar.
La superficie a repoblar quedó
fijada en 174,50 Ha que se repartían entre las zonas más erosionadas del
siguiente modo: en el Monte de Utilidad Pública nº 229, denominado Lanuza, 21,87
Ha; en el Monte de Utilidad Pública nº 228, denominado Chordonera, 75,81 Ha. En
las zonas no erosionadas de este mismo monte se pensaba repoblar otras 76,81
Ha. Para la apertura de hoyos se estimó serían necesarias 2.464.32 Pts/Ha por
lo que para repoblar la superficie total serían necesarias 430.023,84 Pts.
Dique en el Bco. Larbesa camuflado entre la vegetación espontánea. Foto: Archivo Cartagra |
No se ha conseguido localizar
ningún documento generado durante la realización de los trabajos por lo
que pocos detalles al respecto se pueden ofrecer. Así pues sólo nos queda que
recorrer el terreno para comprobar qué obras hay ejecutadas sobre el mismo.
Tras varias salidas puede aseverarse que la realidad dista mucho de los planes
descritos inicialmente en el proyecto de José María Ayerbe. De los 24 diques
previstos sólo se llegaron a construir 5 de ellos: El dique nº 1 o de cierre; posiblemente el nº 3, conocido en su día como el dique Corea; otros dos más por debajo y por encima del pueblo de Yésero. El último se ubica en el Bco. Furco, al este del pueblo de Yésero.
Hay que señalar también la exagerada canalización del tramo final del Sía antes
de desembocar en el Río Gállego, ejecutada a principios de los años 80 del
siglo pasado. Esta consistió en un encachado de todo ese último tramo dejando
prácticamente un cauce artificial. Dentro de los afluentes del Bco. Sía apenas
se ha llegado a actuar. Cabe destacar los dos diques construidos sobre el cauce
del Barranco Larbesa, muy próximos a la carretera que conduce a Broto justo
antes de entrar en el túnel de Gavín. Así pues, de los 100 diques que preveía
el proyecto de Ayerbe, en la actualidad sólo hay ejecutados 5 pues el Bco.
Larbesa quedó incluido en otro proyecto diferente.
Ubicacón de todos los diques construidos sobre la cuenca del Bco. Sía en la actualidad. Foto: Archivo Cartagra |
Mención especial merece el segundo dique construído el cual fue bautizado con el nombre de "Corea" como consecuencia de la dureza de los trabajos en él realizados. Así lo certifican los testimonios de algunos obreros que participaron en esa obra. Gracias a esos testimonios se ha sabido que en la fachada del muro que delimita el cementerio de Biescas llegó a aparecer una pintada con la siguiente leyenda: "Coreanos, en el mes de septiembre aquí os esperamos" pues se daba por hecho que alguno de aquellos trabajadores acabaría dejando su vida en esa obra y siendo enterrado allí. Sin duda alguna, la fase más dura según los testimonios recabados, fue la excavación de los cimientos y el arranque de la base del muro. Las jornadas eran muy duras y los jornales escasos. Además, el guarda forestal al frente de la misma no paraba de amedrentar a cualquier obrero que se paraba un solo instante (2).
A pesar de la canalización final del
Bco. Sía, las expectativas del José María Ayerbe tampoco se llegaron a cumplir
respecto al aprovechamiento de superficies dentro de su cono de deyección. En
la actualidad permanece una importante superficie del mismo sin aprovechar ni
para agricultura ni para otro fin. Hace unos años, en pleno boom urbanístico,
sobre estos terrenos sobrevoló un proyecto que pretendía convertir toda esta
superficie cubierta por glera en un campo de golf acompañado de su respectiva
urbanización, faltaría más.
Aspecto del tramo final canalizado y la glera del Sía a su izquierda. Foto: Archivo Cartagra |
Dique de cierre del Barranco Sía en 1993. Foto: Fototeca DGB-INIA |
Bibliografía y fuentes:
(2): Piedras y Penas en Tiempos del Patrimonio; Carlos Tarazona Grasa, 2008.
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