viernes, 13 de junio de 2014

La vertiente forestal de la CHE

Cartel de la primera época de la CSHE con una
clara inspiración forestal. Foto: Archivo Cartagra

             Lo más habitual y normal es relacionar a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) con el agua y los regadíos o con los ríos y embalses. De hecho es el organismo que se encarga de todos cuantos asuntos nos podamos imaginar relacionados alrededor del agua y sus diferentes aprovechamientos. Fue creada al mismo tiempo que las otras nueve confederaciones existentes en nuestro país gracias a la promulgación de un Real Decreto de 5 de marzo de 1926. Desde sus inicios la CHE ya se destacó por ser la más importante de esa decena, ya no sólo por la extensión de su cuenca, sino también por la importancia de las diferentes obras que se realizaron dentro de la misma. Esas obras fueron principalmente pantanos los cuales se construían con un doble objetivo. Por un lado modular y regular los cauces de los afluentes del río Ebro. Por otro, aprovechar de la mejor forma posible el agua retenida a través de numerosos embalses tanto para la producción hidroeléctrica como para el riego de amplias superficies de cultivos agrícolas. 


           Como consecuencia directa de la importancia con la que se dotó a este organismo desde su creación, contó con un complejo organigrama dotado de numerosas secciones. Y es aquí precisamente donde encontramos una que es básicamente la responsable del presente post. Actualmente se sigue denominando prácticamente igual que cuando fue creada la CSHE: Sección de Aplicaciones Forestales. Compuesta principalmente por técnicos formados en materias forestales tales como ingenieros de montes e ingenieros técnicos forestales. Estos contaron a su vez con la inestimable ayuda de numeroso personal de campo quienes les acompañaban siempre que salían al monte para redactar los proyectos que se les encargaba. Estos técnicos fueron básicamente los responsables de redactar los proyectos de corrección hidrológico-forestal que se aplicaron sobre numerosos cauces dentro del ámbito de actuación de este organismo. El responsable máximo de esta sección durante sus primeros años de existencia fue el ingeniero de montes Joaquín Ximénez de Embún. Los cometidos iniciales de esta sección se vieron reforzados bastantes años más tarde gracias a una Orden Ministerial de junio de 1973 la cual fijó las obligaciones de esta sección: Elaboración de estudios y trabajos de repoblación forestal, corrección hidrológico-forestal de las cuencas de los embalses y realización de los trabajos de campo necesarios para las expropiaciones que fuera menester efectuar. Desde el punto de vista estructural, esta sección ha contado desde entonces con las unidades de corrección hidrológico-forestal, viveros y plantaciones.


La Sección de Expropiaciones de la CSHE se mostró
muy activa durante los primeros años de existencia

         Y será precisamente a partir de este punto donde, tras describir el escenario general, pasaré a ocuparme de la relación concreta que históricamente ha tenido esta sección con la provincia de Huesca. La Sección de Aplicaciones Forestales de la CHE ha estado detrás de la construcción de prácticamente todos los embalses construidos en nuestra provincia. En el momento de su creación, 1926, se estaba recreciendo la presa de Arguis. En años sucesivos se construyeron los de Sta. María de Belsué (1931), Barasona (1932), Mediano (1959), Yesa (1959) (1), Canelles (1960), Santa Ana (1961), El Grado (1969), Vadiello (1971), Búbal (1971) y Lanuza (1975). Cabe recordar que para esas fechas ya estaba en funcionamiento el embalse de Sta. María de la Peña, cuyas obras se concluyeron en 1913. Fue precisamente la circunstancia de que este embalse ya llevara más de diez años construido lo que permitió comprobar el gran arrastre sólido que llevaban sus aguas. Esas primeras evidencias ya mostraban como sobre el lecho de este embalse comenzaban a verse las primeras acumulaciones de limos procedentes de las zonas erosionadas de su cabecera. De esta situación ya venía avisando desde hacía años y de forma reiterada el ilustre aragonés Joaquín Costa. Lo hizo a través de numerosas conferencias, así como artículos y libros. De alguno de ellos ya dí cuenta en este blog a principios del presente año (ver aquí).
                       

          Fue precisamente en los diferentes montes ubicados a lo largo de la cuenca de recepción del Embalse de Sta. María de la Peña donde tuvieron lugar las primeras actuaciones de la sección que nos ocupa. En 1929 la que entonces aún se conocía como Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro (CSHE), adquirió mediante la fórmula de expropiación la Pardina Ordolés de Jaca; en 1929 también se adquirieron la Pardina Ordaniso y Blanzaco de Ena y la Pardina Fatás de Ara; en 1930 la Pardina Sabinera de Triste y la Pardina Lorés de Javierrelatre y en 1931 las Pardinas de Asqués y Bolás de Acumuer. Todas estas pardinas se expropiaron al amparo del artículo 42 del Reglamento de la Ley de Expropiación Forzosa vigente en ese momento, aprobada por el Real Decreto Ley de 23 de agosto de 1926. En años posteriores, todas estas pardinas fueron objeto de amplias repoblaciones forestales con el fin de frenar los importantes procesos erosivos detectados en numerosas laderas de todas ellas. Pero los planes inmediatos de este organismo pasaban por actuar en otras cuencas de esta provincia. Así fue como una R. O. de 21 de mayo de 1928 aprobó proyectos forestales que afectaban a las cuencas del Barranco Gabarri y Barranco Rigal en la cuenca del Embalse de Yesa; del Barranco Sarrón tributario del Embalse de Barasona; del Barranco Real en el monte de Parzán, del Barranco Foricón en montes de Plan y Gistaín; del Barranco Lasimierre en los montes de Plan y San Juan de Plan o del Barranco Glerón en monte de Arruba (La Guarguera).


Encabezado de un anuncio de expropiación 
publicado en el BOP de Huesca

       Además de las primeras repoblaciones llevadas a cabo en los anteriores montes, la CHE también ejecutó otras muchas más en otros montes de su propiedad durante los años siguientes. Entre los montes procedentes de excedentes de las expropiaciones realizadas en su momento, se repobló  total o parcialmente, en los montes de La Atalalla y Astón de Alcalá de Guerrea y Sotón-Santa Cilia, ambos en la cuenca del embalse de La Sotonera; el monte de Regué de Baldellou y en la zona urbana de Castillonroy, ambos en la cuenca del embalse de Santa Ana; en el monte de La Codera de Alcalá de Gurrea, dentro de la cuenca del embalse de Ardisa; en el monte de Gerbe y Griébal de Ainsa, incluidos en la cuenca del embalse de Mediano; monte de Murillo de Tou, también dentro de la cuenca de Mediano; en ambas orillas del embalse de Barasona incluidos en los ayuntamientos de La Puebla de  Castro y Gráus; en la cuenca del embalse de El Grado en los montes de Mipanas, Clamosa, La Penilla, Secastilla y Puy de Cinca o al pie del embalse de Vadiello. La superficie afectada por las repoblaciones forestales en cada uno de ellos no se puede precisar pues no se planto en todos los casos sobre la totalidad de la superficie. También puso en práctica una fórmula la cual le permitió repoblar en montes que no eran de su propiedad. Conocida con la denominación de Consorcio, la CHE aplicó esta modalidad en las repoblaciones que efectuó en monte de Coscojuela de Sobrarbe, Mediano o Arasanz.
Presupuesto destinado por la CSHE en 1928 a la adquisición de terrenos, instalación de viveros y repoblaciones forestales en difentes montes a su cargo, repartidos en varias cuencas oscenses.
Aspecto que presenta una de las primeras repoblaciones forestales acomentidas por la CSHE en este caso en el monte de la Pardina de Asqués y Bolás, en la cabecera del Río Aurín


Fuentes y bibliografía:

- Archivo Confederación Hidrográfica del Ebro, Zaragoza.



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